A propósito de los proyectos de ciudad, de los que hemos venido escribiendo por estos días, surgen inquietudes sobre los criterios y posibles diferencias entre el gobierno del alcalde saliente Mello Castro y el entrante Ernesto Orozco frente a temas trascendentales para Valledupar.
Pareciera existir la sensación de que en la ciudadanía no hay la suficiente claridad entre lo que quiso el alcalde saliente, y lo que dejó, y lo que recibió y quiere hacer el actual mandatario frente a temas como las concesiones de tránsito, aseo y alumbrado público, Emdupar, los bomberos, obras como las complementarias del Parque de La Leyenda, del Ecoparque – Malecón del Río Guatapurí, la Biblioteca Municipal, la Casa en el Aire, el Sena Étnico, la plaza de vendedores, el pabellón de carnes, el Centro de bienestar animal, la recuperación del Centro Histórico de Valledupar, la 38, la vía a Sabana Crespo, el nuevo catastro y sus avalúos, entre otros.
Consideramos necesario que el actual mandatario deje claro, ante la ciudadanía, su pensamiento y que, en caso de que las haya, permita que fluyan diferentes perspectivas frente a los temas cruciales y estratégicos que determinan la buena administración del municipio. De la herencia del gobierno anterior y sus proyectos en curso, que no son son pocos.
El contraste de ideas y pensamientos no debe ser visto como un obstáculo ni como un problema que divida a la ciudadanía. Al contrario, pueden y deben aflorar de manera transparente, sirviendo como una herramienta de claridad política, educación cívica y, sobre todo, de visibilización de los nuevos objetivos del gobierno entrante.
Es sabido que los mandatarios y sus gobiernos procuran mantener buenas relaciones políticas con muchos sectores, pero estas no necesariamente tendrían que verse afectadas por el hecho de fijarse una posición o definir una directriz frente a uno o determinados temas de ciudad. Al fin y al cabo, las buenas o malas relaciones políticas, entre uno u otro bando, no son problema de la ciudad y su gente, que es a quien se debe un alcalde.
Hoy hay expectativas por la cristalización de grandes proyectos para Valledupar, unos nuevos y otros que se iniciaron en la administración anterior. Ha tenido madurez Ernesto Orozco en construir sobre lo construido, y en no poner el ojo retrovisor de forma crítica, y justificativa de sus primeras dificultades.
Pero ello no impide la sana discusión pues de esa manera se pone en contexto a la ciudadanía, sobre temas de tanto interés general, por complejos o delicados que sean. Se haría posible la participación activa de sectores claves en cada uno de esos procesos y proyectos. En un momento en que, el señor alcalde, debe socializar ampliamente sus propósitos, programas y proyectos o aquellos de la Nación o el Departamento que se hagan, con su debida autorización, en el territorio municipal.
Históricamente, la transición entre administraciones ha sido percibida en ocasiones como una lucha entre lo viejo y lo nuevo, entre lo hecho y lo que se propone hacer y entre personalidades o estilos. Pero, representa una oportunidad valiosa para los habitantes de Valledupar a fin de entender las motivaciones, estrategias y retos que enfrenta la ciudad y los corregimientos. Tenemos la ilusión de ver un alcalde que informa y una comunidad bien informada.