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Hasta qué punto?…

Y ADEMÁS…

Por: ALBERTO HERAZO PALMERA

¿Un gobernante puede influir en el comportamiento de sus colaboradores? Sigo sosteniendo y haciendo bastante énfasis en la necesidad de ofrecer a nuestros jóvenes una educación cívica más sólida, pienso que nuestro deber es moralizar a los jóvenes.
Nuestras universidades locales deberían desarrollar programas orientados a estimular la participación activa de los jóvenes en la vida nacional. Desde programas académicos como Veedurías Ciudadanas, síntomas alentadores para la renovación de la vida política en un mediano plazo.
Sin embargo, noto que seguimos sufriendo del espectáculo de gobernantes inescrupulosos, de funcionarios corruptos, de algunos jueces venales y de legisladores indignos. Quisiera preguntar: ¿A estos ciudadanos quién los educó, a quién cargarle la culpa o responsabilidad de sus desmanes? Sería injusto culpar a las universidades o colegios donde hicieron sus estudios. De pronto en esos centros de educación formal se cometieron omisiones, quizá no les inculcaron con suficientes fuerzas, valores como la honestidad, la responsabilidad, el sentido del honor y la dignidad.
Pero de ahí a afirmar que las malas mañas las aprendieron en las escuelas o centros universitarios hay un largo trecho. Es importante comenzar a pensar y buscar otros agentes educativos de singular importancia, aunque pasen inadvertidos como formadores. A esos personajes se les debe imputar un grado de responsabilidad mayor. Me refiero a algunos gobernantes y funcionarios, mas “cancheros” camuflados en las administraciones con escuela política afilada. Esos sí son los verdaderos culpables de la formación de algunos terribles kínderes corruptos formados en algunos gobiernos.
Aquí muy raras administraciones han hecho escuelas de gobierno. Casi nunca hemos sentido en los gobiernos departamentales y municipales la mano del gobernante educador, como lo fue Navarro en Pasto, Mockus y Peñalosa en Bogotá. Estos gobernantes no solamente mandaban, sino que dedicaban larguísimas horas en educar. Ojalá nuestro gobernador Luis Alberto Monsalvo y Fredys Socarrás, nuestro alcalde, den este ejemplo. Con estos ejemplos podemos darnos cuenta de la oportunidad de conocer hasta qué punto un gobernante puede influir en el comportamiento de sus colaboradores. Sería bueno indagar quién educó a los funcionarios que hoy están en la cárcel por robar fondos públicos, por cometer perjuicios en beneficio propio, por mentir sistemáticamente para conseguir rebaja de penas.
También sería bueno indagar sobre cómo los gobernantes educan a sus colaboradores los que a lo largo de los años han conseguido robar, mentir, sobornar, corromper, prevaricar, sin que los metan a la cárcel, tal vez, averiguando estas cosas podamos explicarnos la inmensa dificultad de moralizar ciertos sectores del Estado y en ciertas regiones, donde la corrupción y el delito han hecho escuela con profesores y postgrados de lujo.
Pero además…
Quiero recordarle de nuevo a la entidad que le compete el mantenimiento de la tarima Alfonso López ponerle los acrílicos que le hacen falta a la cubierta y es urgente revisar la tornillería de la estructura metálica y por qué no, una pinturita no le queda mal. Sería bueno continuar el separador de la carrera 11 a partir de la calle 16B hasta la carrera 7ª (antiguo IDEMA) y aprovechar construir los andenes que no tiene. ¿Qué ha pasado con los trabajos y terminaciones del parque La Altagracia, situado detrás de la Alcaldía?

Postdata
En esta semana se destacan: la médica pediatra Paulina Daza de Martínez por su labor cumplida durante 40 años de ejercicio y profesión. Se rajan: la movilidad y la Oficina de Espacio Público. En rojo: los huecos y la inseguridad, da tristeza que siendo Valledupar una ciudad bonita esté llena de huecos y tengamos miedo a salir a la calle.

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