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Hasta que nos zumbe el mango

Gracias, como dice José Alfredo en una ranchera, a mis amigos, especialmente a los que nos soportan leyendo cuanta locura se me ocurre todos los viernes por espacio de más de 20 años; gracias a El Pilón por habérmelo permitido y gracias a Dickson Quiroz, quien me embarcó en esta aventura que a la larga ha sido fructífera, sana y divertida que me permitirá completar mi ciclo vital de escribir un libro, pues voy a escoger unos de los mil artículos que he escrito y lo voy a editar, me casé con una mujer insuperable, Mercy, ya tengo hijos, nietos y he sembrado muchos árboles y con ese librito completaré mi vida, se llamará Mis Locuras.

Merecidísima, la exaltación y premiación hecha por la Cámara de Comercio a El Pilón por los servicios que le ha prestado a este departamento y a la región por espacio de más de 25 años, me uno a la felicidad y alegría que embarga a la familia Pilonera de la cual orgullosamente hago parte y felicito a sus propietarios representados acertadamente por Juan Carlos Quintero, directivos, Gerente y todo su personal periodístico y administrativo y los exhorto para que sigan en la brega para convertir este departamento en uno de los mejores del país.

Bueno, se acabó la carreta, ya pasaron las Velitas y viene Navidad en donde no se hará otra cosa que beber, comer, pasear y bailar los mayores y los niños gozar de los regalos que les trae el Niño Dios, todo dentro de una sana paz y fraternidad; de mi parte les deseo una Feliz Navidad y el 25 un buen desenguayabe en las frías aguas del Guatapurí o en las cálidas del mítico río Badillo.


Hoy comienza la dicha de Mercy y mía, llega mi adorada hija Meche con mí también adorada nieta Sara, mañana otra adorada, mi nieta Sofía y el sábado otros adorados, Carlos José “Che”, Nandito, Juan Pablo y Yuli y también, comienza la rumba a bailar, beber, pasear y comer hasta que nos zumbe el mango. Qué felicidad.


Da grima, duele en el alma lo que está pasando con los frondosos árboles en el Valle, que los están asesinando como en la época de la inquisición, con hogueras, pues los depredadores en este caso, los carromuleros, los están acabando echando basuras y podas debajo de ellos y después metiéndoles candela ante la mirada impávida de una autoridad que no existe y si existe no sirve, no hay Inspectores, Corpocesar es ciega y la Policía se declaró incompetente para controlar lo que está prohibido, que hacemos para parar estos arboricidios, yo creo que no hay remedio por ahora, hay que esperar que llegue El Mello a ver qué pasa y me nombre ad honoren Inspector “Cuida árboles” asesorado un grupo también gratuito para que vean que si se puede y para que vean que del 2 o 3 de enero en adelante nadie podrá podar un árbol, púes está prohibido hacerlo en verano y menos transportar esos desechos en carros de mula tirados por famélicos y huesudos caballos, que dan lástima. Quien lo haga será sancionado y verán que si se puede cuando se quiere.

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