La humanidad sufre hoy una situación trágica e inédita por cuenta de un virus que, en algunos países, se salió de control, y ya derrumbó la economía mundial, con todas las consecuencias sociales que este último hecho representa. Se trata de una pandemia en un mundo globalizado, que algunos pensábamos que tendría las características del A1N1, hace varios años, que fue circunscrita a una zona de Asia, y ante la cual fue posible conseguir un tratamiento adecuado.
Esta vez la cosa es bien distinta. En primer lugar, se le critica a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la falta de diligencia a la hora de advertir a los gobiernos del mundo, los riesgos frente al problema y lo que estaban en juego, como es la vida de miles de personas, principalmente adultos mayores, pero que podría llegar a millones.
Muchas víctimas se hubieran podido evitar de haberse restringido a tiempo al turismo internacional, y se hubiera abogado por el confinamiento de los posibles afectados y el aislamiento social, desde hace varios meses, aproximadamente, cuando se conoció de la existencia de este nuevo coronavirus. ¿Imperaron los intereses económicos de las aerolíneas y del turismo?
Los casos de España y de Italia, países que tienen un alto flujo turístico así lo indicarían. Son cientos de muerto por día que demuestran la fragilidad de los sistemas de salud de estos países ante los picos de contagiados. Es triste ver que los servicios funerarios son insuficientes y que, en algunos casos, a estas personas no se les puede dar ni siquiera una sepultura digna. Qué horror…
Al mismo gobierno de la China, se le acusa de haber ocultado la gravedad del problema, también. Y de haberle mentido al mundo sobre el número de víctimas que se registraron. No fueron algo más de tres mil como se ha informado sino varias veces más, todo para ocultar lo serio del problema y evitar que el mundo les cerrara las puertas a sus productos por temor al contagio. ¿Manipulación de información?.
Lo cierto es que aún no existe claridad entre los médicos especializados sobre la magnitud del problema. Este es un virus muy agresivo que, según información de agencias internacionales, habría tenido su origen en mercados de carnes exóticas de china, por la mala manipulación de alimentos quizás no aptos para el consumo humano. ¿No existen recomendaciones y parámetros internacionales de sanidad sobre este tema?
Sin duda, la naturaleza le está pasando una cuenta de cobro a la humanidad. Ante el problema de la sobrepoblación, recordemos a Robert Maltus, destacado economista que advirtió la insuficiencia de la tierra para producir alimentos. Está el tema del cambio climático, también; y – en fín- otras políticas de un conjunto de gobiernos que prefirieron invertir en armas y en guerras, en lugar de apoyar la investigación en salud y la equidad en el acceso a la salud de millones de personas pobres, que hoy, además de su pobreza tienen que padecer la falta de acceso a un servicio básico de salud. Esto lo vemos hasta en países que se consideran desarrollados, pero que esconden una gran pobreza relativa y una gran inequidad social.
En el caso de Colombia, hay que advertir varias cosas. A pesar de tener algunos avances luego de la Ley 100 de 1993, eran graves los problemas de corrupción, ineficiencia de nuestro sistema de salud, y hasta desidia, en algunos departamentos más que en otros. El sistema ha sido saqueado por algunas EPS, con el aval de algunos políticos que aún tienen asiento en el Congreso de la República y no han permitido una reforma a fondo del mismo.
Además de las posibles fallas y demoras en cerrar el transporte aéreo, era conocido la falta de cobertura del sistema y los cuellos de botella en las áreas de cuidados intensivos. Capítulo aparte la situación laboral de los médicos, hoy simples empleados de un sistema oligopólico y deshumanizado, cuando en otra hora fueron profesionales con un nivel de vida digno y decoroso.
El inefable Covid -19 también nos está pasando esa cuenta. ¿Y hasta cuando durará esta angustia?, quien sabe. El confinamiento es mundial y va para largo, por cuenta de esas ineficiencias. ¿Dónde estaban los directivos de la OMS, cuando inició esto? Sin duda la situación se hubiera podido manejar con mayor previsión y responsabilidad.