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Hamás, Palestina e Israel

El antisemitismo es viejo y no ha sido exclusivo de los musulmanes. Entre los cristianos se alimentó por siglos con base en la acusación de que los judíos eran un pueblo deicida, responsable de la crucifixión de Jesús.

El antisemitismo se ha manifestado a lo largo de la historia en persecuciones, guetos, pogromos, migraciones forzadas que empezaron con la diáspora. Encontró su versión más detestable, cruel y horrorosa en el genocidio del Holocausto. No ha habido en la historia pueblo más perseguido que el judío.

Más allá de los versos contra los judíos que hay en el Corán, el antisemitismo árabe se ha ido haciendo cada vez mayor desde el siglo XIX y en particular desde el XX. Islamistas radicales atacaron con ferocidad a los judíos en Israel en 1929 y después en 1936. Durante la Segunda Guerra, el gran muftí de Jerusalén viajó a la Alemania nazi, se entrevistó con Hitler y trató de crear unas SS musulmanes con la intención manifiesta de exterminar a los judíos.

La Asamblea de Naciones Unidas en 1947, después del espanto de la Shoá, a modo de reparación con el pueblo judío, aprueba la partición de Palestina en dos estados, uno judío y uno árabe. El estado de Israel declara su independencia en mayo de 1948. Los vecinos árabes se niegan a aceptar el plan de la ONU y atacan a Israel, pero son vencidos. En 1967, Egipto, Siria, Jordania e Irak son derrotados por Israel en la guerra de los Seis Días.

Desde 1995, Cisjordania está bajo el control de la Autoridad Nacional Palestina con la dirección de hombres de Fatah. Israel se retiró en 2005 de la Franja de Gaza. Dos años más tarde, después de sangrientos enfrentamientos con Fatah, Hamás quedó con control total de la Franja.

Ahora Hamás, que tiene por fin fundacional el exterminio de los judíos, ha ejecutado la peor operación terrorista contra Israel en la historia. Más de mil civiles, incluyendo ancianos, mujeres y niños, fueron asesinados a sangre fría y centenares han sido secuestrados. La crueldad vista no tiene nombre. Israel tiene el derecho de defenderse y a eliminar a los terroristas de Hamás allá donde se encuentren, con el único límite del derecho de la guerra. Primero la condena y la persecución a los terroristas. Después lo demás. La solución de los dos Estados, la única posible para la estabilidad de la zona a mediano plazo, solo es posible sin Hamás. Hay un derecho a un estado palestino, pero ese estado solo es posible si se acepta también el derecho de los judíos a vivir en paz y sin riesgos en el estado de Israel.

Petro, mientras tanto, nos avergüenza. Se alinea con Hamás, hace unas alucinantes acusaciones de nazismo a Israel, banaliza el Holocausto, y hace trizas la política internacional colombiana y su eje de condena sistemática al terrorismo.

Por Rafael Nieto Loaiza

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