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Hágase rico

Era el nombre de un juego que todavía existe, en el que los participantes luego de recibir una cantidad de dinero y a la suerte de los dados, intentan comprar el mayor número de propiedades, luego se adquieren casas y luego los hoteles, de tal manera que si la competencia llega a caer en un hotel se le cobra una multa, para pagarla tenía que hipotecar una de sus propiedades al banco.


El juego termina cuando uno de los participantes logra quedarse con las mejores propiedades inmobiliarias provocando la ruina de sus contendores quienes se ven obligados a vender y luego retirarse del juego. Sirva esta introducción para explicar de manera sencilla lo que es un monopolio, término que significa: un solo vendedor. Es decir, cuando se tiene el privilegio legal de ser vendedor único, se habla de monopolio, no hay competencia y ello trae como consecuencia los abusos derivados de la posición dominante.


Es así como algunas aerolíneas de gran músculo financiero se vienen apropiando del mercado cometiendo abusos a los usuarios, tales como elevados costos tarifarios, intempestivos cambios de horario de vuelo, exageradas multas y un largo etcétera. Todo ello en detrimento del usuario que tiene que soportar estoicamente dicho maltrato. Pero citemos un ejemplo: Al no existir vuelo directo Valledupar-Cartagena, algo más de 5 horas por vía terrestre, el usuario debe de manera forzosa hacer escala en Bogotá, para luego llegar a la heroica, con todo lo que ello representa en tiempo y dinero ¡No hay derecho!


Parece ser que finalmente se le va a poner su “tatequieto” a esta situación y se anuncia por parte de este Gobierno, la llegada de aerolíneas extranjeras que competirán con las locales, lográndose equilibrar la balanza comercial, acabando de paso con esta ominosa práctica monopolística.


Esperamos que en el corto plazo se oferten vuelos directos, a costos razonables y con promociones que beneficien tanto al consumidor final como a la aerolínea prestadora del servicio, y se ponga fin a los padecimientos y abusos de que hemos sido objeto “per saéacula saeculórum”.


Nota de cierre: “Hay dos formas de llegar a ser rico: crear riqueza o quitársela a los demás. La primera añade algo a la sociedad. La segunda habitualmente se lo resta, ya que en el proceso de apropiarse de la riqueza, una parte de ella se destruye”. Obra: El precio de la desigualdad (2012). Autor: Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía.

Darío Arregocés Baute / darioarregoces2308@hotmail.com

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