El 11 de junio de 1992 el país se estremeció con la infausta noticia sobre el vil asesinato del cantante vallenato que había llegado al corazón de buena parte de la sociedad colombiana, en Barranquilla sicarios habían acabado con la vida de Rafael Orozco, la voz líder del Binomio de Oro.
Por estos días la gente no quiere creer que mañana se cumplirán ya tres décadas de ese terrible hecho, que enlutó a la música colombiana y puso a llorar a muchísima gente en gran parte del territorio nacional, por el vínculo afectivo que nace entre un artista y sus seguidores, y tal vez Rafael Orozco, solo superado por Diomedes Diaz, logró establecer un sentimiento impresionantemente fuerte de cariño por parte de sus fans, que se vio reflejado en las reacciones inmediatas, la recordación y el gusto por su música que aún se mantiene, luego de transcurridos treinta años.
A mediados de la década de los años 70 ya el vallenato había dado un salto a la comercialización y difusión masiva del género, con cambios importantes como las parejas musicales; es decir, se ponía de moda que el cantante fuese alguien distinto a quien tocaba el acordeón, ya se mostraban exitosos los hermanos López con la voz de Jorge Oñate y también los hermanos Zuleta, ‘Poncho’ y Emilianito.
Sale Rafael Orozco de Becerril a estudiar a Valledupar y allí muestra su afición al canto en el Colegio Loperena, se conoce con otros jóvenes como Diomedes Diaz, Jorge Quiroz, Octavio Daza, Adalberto Ariño, entre otros; quienes también daban sus primeros pasos en esas lides, se conoce con Luciano Poveda su primer acordeonero, en fiestas privadas y parrandas.
Rafael Orozco Maestre tenía un estilo, timbre y tonalidad bien distintos a la gran mayoría de los cantantes de esa época, recordemos que las voces eran fuertes, con timbres y estilos muy masculinos, mientras al muchacho de Becerril no se le escuchaba tan duro en las parrandas, con el micrófono le sacaba ventajas a los demás, su voz era más melodiosa y agradable.
Rafael Orozco, luego de grabar dos trabajos musicales al lado de Emilio Oviedo, encuentra su pareja perfecta, Israel Romero, para darle un toque distinto al vallenato y crear un estilo que no solo impactó y conquistó a una nueva franja del público amante de la música popular del Caribe, sino que a mi juicio dio origen a una escuela, que tuvo muchísimos alumnos y que ha tenido algunas mutaciones, pero de la cual aún quedan vestigios.
De tantos artistas, músicos y compositores que han llevado las banderas de este género musical durante casi un siglo de vida, Rafael Orozco tiene un sitial de honor en el corazón y en el alma de quienes tuvimos la fortuna de vivir esa época y compartir en vivo su interpretación, por eso es que después de transcurridos 30 años de su partida, su música es inmortal y se hace merecedor de este pequeño, pero significativo homenaje póstumo.
COLOFÓN: Mañana 11 de junio en el Municipio de Becerril, centro del Cesar, se realizará una serie de actos conmemorativos de los 30 años del fallecimiento de Rafael Orozco Maestre, tanto las autoridades locales, como los investigadores, gestores culturales y aficionados de esta música vallenata, concurrirán rendirle un sentido homenaje a uno de los que puso en alto la bandera y el nombre de esa población.