Al hablar de este espinoso tema vale la pena hacer una aclaración para no confundirnos en el tratamiento del mismo. Desertización significa un proceso erosivo que se da de manera natural, y desertificación es la erosión de los suelos por la intervención antrópica o del ser humano.
En todo caso, se entiende por desertificación la degradación de las tierras secas (áridas, semiáridas y subhúmedas secas) resultante de diversos factores, tales como, las variaciones climáticas y las actividades humanas.
En Colombia, el porcentaje de tierras afectadas por la desertificación es más bien bajo al compararlo con otros países latinoamericanos. Colombia ocupa el cuarto lugar de 9 países con desertificación en América latina. También es importante conocer que la manifestación de procesos de fenómenos climáticos adversos no deja de ser una señal de alarma justificada.
Debemos agregar que para los ecosistemas secos propensos de escasez de agua durante la mayor parte del año, por lo regular la afecta la energía solar sobre la superficie o porción de tierra, que es superior con respecto a la cantidad de lluvia que cae en el lugar.
Los ecosistemas secos suelen tener una fuerte presión por las actividades del hombre, las cuales, en muchos casos, son inapropiadas para estas zonas, situación que desencadena en la degradación de los suelos y, por ende, en la desertificación.
Un dato preciso a saber, es decir que la desertificación afecta el 70 % de las tierras secas del mundo que representan aproximadamente 3.600 millones de hectáreas, como quien dice, la cuarta parte de todas las tierras del mundo. En Colombia las tierras afectadas por desertificación totalizan 19 millones de hectáreas, correspondientes a un 16.9 % del territorio nacional.
En estas zonas se desarrollan los principales usos agropecuarios, mineros, industriales y urbanos, igualmente es donde se encuentra la mayor densidad de población y son regiones amenazadas por los efectos del cambio climático.
Aterrizando el caso que nos ocupa, el departamento del Cesar se destaca a nivel nacional con una de las regiones más afectadas por los procesos de desertificación, con un cubrimiento de 1 millón 767 mil hectáreas en ecosistemas secos (78.1 % del departamento), de los cuales 1 millón 561 mil hectáreas se encuentran en procesos de desertificación (69 % del departamento).
Dicho lo anterior, la existencia de zonas afectadas por este fenómeno en gran parte del departamento plantea que se debe tener en cuenta la problemática de la degradación de los suelos en los procesos de planificación, por lo cual las medidas de desarrollo deben ser acordes a la misma y a las necesidades de la región.
Es imprescindible al hablar de la desertificación mencionar las causas que la conducen a ella, así como a la sequía: la falta de conocimiento y educación sobre las ofertas de bienes y servicios de los ecosistemas secos; la transformación y deterioro de las coberturas vegetas como producto de la deforestación, los incendios y actividades no apropiadas de carácter antrópico (hombre); el uso de tecnologías inadecuadas no aptas para las características de nuestros ecosistemas puede conducir a la degradación progresiva de los suelos; zonas con déficit de precipitaciones; deforestación, quemas indiscriminadas, sobre pastoreo y cultivos ilícitos, entre otros; erosión, compactación o lixiviación de nutrientes, contaminación salinización y modificación en los suelos.