Cerrado el proceso de inscripción de aspirantes para Gobernación del Cesar y Alcaldía de Valledupar, ya sabemos quién será el próximo alcalde y probablemente quién sería el gobernador del Cesar.
La primera encuesta telefónica del orden nacional contratada por el Centro de Estudios Estratégicos y realizada por Colombia Global Group (no sé quiénes son) entre el 16 y el 22 de julio y publicada por Cable Noticias, arrojó los siguientes resultados.
Gobernación del Cesar: L. A. Monsalvo 20%, Kaleb Villalobos 15%, R. Bolaños y C. M Zuleta 2% cada uno, J. Araujo 1%; ninguno 6%, no sabe no responde 54%. Para la alcaldía de Valledupar: E. Orozco 36%, F. Socaras 6%, M. Morales 5%, “Mello” Castro 4% y Lina de Armas 1%. No hay más registros.
A estos resultados hay que hacerles lectura crítica. La primera mirada es que las encuestas telefónicas exigen que los abonados sean, al menos, el 85% de los hogares para que sea representativa y creo que ni el Cesar ni Valledupar cumplen este requisito lo que implicaría un sesgo. Lo segundo es que los candidatos ganadores a gobernación y alcaldía aún no han dicho cuáles son sus propuestas de gobierno y ya les apuestan pese a la existencia de posibles nubarrones en sus vidas públicas.
En cambio, Lina de Armas, que ha estado en medios y en las redes sociales, así como en los barrios, expresándose y mostrando sus propuestas y perfil humano, sin que medien antecedentes de tipo ético, estaría descartada (ya se marginó). Llama la atención la diferencia abismal entre E. Orozco y el “Mello” Castro considerando que ambas campañas están bien apalancadas financieramente.
De otro lado, Miguel Morales tiene mayor intensión de voto que el “Mello”, tal vez asociado a su pasado como artista, sin importar que sea capaz o no de administrar un municipio de 500 mil habitantes. La gente no sabe lo que quiere. La encuestadora ve un cabeza a cabeza en la gobernación y yo pienso que los resultados los podría definir la lógica popular, si es que esta existe, pero creo más en el verbo de la chequera y de la maquinaria que puede ser de todo tipo. En cuanto a la alcaldía de Valledupar, la suerte parece echada; a E. Orozco ni el que inventó la administración pública le ganaría.
El sistema electoral colombiano es una alcantarilla; en Bogotá hay empresas del fraude que cobran miles de millones de pesos por garantizar resultados electorales, en especial en las regiones y localidades; lo que se comenta con mucha insistencia es que quién pueda darse este estrambótico lujo, al cerrar las urnas ya tiene un abonado al por mayor en la Registraduría; se paga para ganar.
Además, existen muchos partidos de garaje con personería jurídica que viven de la venta de avales (matrimonios por visa). Cambios por la vía electoral quizás no los habrá porque la gente, que ya tiene la mierda al cuello, aún puede alzar la mano para cambiar un tamal por un voto. Nuestra democracia es un carnaval báquico con orgías interminables; un tercio de año de vanidades, licitando con el voto popular; aquí se mueve más dinero que en el Festival Vallenato; preparémonos para el derroche de papel, pintura y desfile de vehículos disfrazados.
¿De dónde sale tanta plata, “virón, virón”, y por qué mostrarla frente a un pueblo sin oportunidades y con hambre? Otra vez Lázaro y Epulón. ¿Para qué propuestas si con el dinero cualquiera puede ganar? Así no se defiende la familia, hipócritas rezanderos.