En general, no ha habido unanimidad en torno a la contención de la pandemia del Covid-19; por ejemplo, cuando el alcalde de New York, Bill de Blasio, exhortó al confinamiento obligatorio adoptado en los territorios más afectados, inmediatamente el presidente Donald Trump, riposta: “No podemos permitir que el remedio sea peor que el problema”. Lo peor, para este presidente sería el descalabro de la economía. Es decir, antepone la actividad comercial a la protección de la salud de la gente y, por ende, de la vida humana.
La humanidad mundial, tarde o temprano, esquivará el enemigo invisible tan peligroso que en este momento nos pone en riesgo de muerte y a la vez nos va dejando múltiples enseñanzas transcendentales. Sin duda alguna, la enseñanza más transcendental o principal es que, ante todo, lo primero debe ser el cuidado de la salud y la vida. Como lo manifiesta el cantante, Jorge Celedón, en una de sus tantas apetecidas canciones: “…Dios dame vida y salud, que lo demás lo resuelvo yo …”. Ya que vivir con buena salud es lo más agradable o preferido para la humanidad. Lo que, el susodicho cantor, en otra de sus exitosas canciones lo recalca, así: “…que bonita es esta vida, aunque no sea para siempre…”.
Lo cierto es que en el manejo de la pandemia del Covid-19, ha faltado sensatez y coordinación en la mayoría de los diferentes gobiernos de los países del mundo, entre los cuales está Colombia, donde el presidente Duque ha sido un personaje joven muy de malas; mejor dicho, con mala suerte desde que fue propuesto como precandidato a la presidencia de nuestro país, no tanto por él, sino por sus postulantes, que anunciaron volverían trizas el acuerdo de paz firmado por el Presidente de entonces y el jefe de las Farc.
En consecuencia, el joven presidente ha gobernado con el resuello en la nuca de los dirigentes recalcitrantes del partido político Centro Democrático, de los cuales no ha sabido o podido desmarcarse. Además, con la crítica permanente de la oposición que es bastante numerosa. También lo han fustigado fuertemente los estudiantes universitarios, Fecode, los menesterosos y otros reclamantes de derechos fundamentales que, conjuntamente, le han endosado el calificativo de que es el peor presidente que ha tenido Colombia. Para colmo, llegó la pandemia del Covid-19, que le revalidará el remoquete como más inepto que Andrés Pastrana Arango ¡Caramba! Que personaje tan de malas.
Por qué escribo lo anterior, pues por sentido común, debido a todos los subsidios que el presidente Duque prometió conceder durante el confinamiento nacional obligatorio, que comenzó ayer y terminará el próximo 13 de abril, en caso tal de que no lo prorrogue. En un país con desempleo del 13%, de trabajo informal cercano al 50%, demasiados indigentes y venezolanos mendigando, además muchos funcionarios depredadores del erario. Entonces en este lapso de cuarentena se agotarán los ahorros del país o no alcanzarán para recuperar la debacle económica que dejará la pandemia del Covid-19.
No ignoremos las desobediencias y saqueos que hubo el martes pasado, como repercusión del hambre generada apenas en 4 días de confinamientos obligatorios territoriales y locales. Ojalá y no se repitan, por lo menos no en tanta mayor magnitud.