El jueves 12 de septiembre del 2024 se llevó a cabo la develación de su escultura en cera por parte de la Gobernación del Cesar que hará parte de la galería en el Centro Cultural de la Música Vallenata, igualmente un gesto en conmemoración de sus 85 años. Aunque pueda parecer paradójico, no estoy en los protocolos de la gobernación, ni ahora ni antes, por eso no asistí. Mi ausencia no es desde luego un reclamo.
Obvio que ahora y siempre he admirado en silencio a Gustavo, por ello corriendo el riesgo de imprecisiones me atrevo a dejar por escrito lo que sigue: Gustavo Gutiérrez Cabello es ícono del vallenato, género que es mucho más que música en Colombia: es tradición cultural profundamente enraizada, especialmente en Valledupar, su cuna espiritual. A lo largo de sus 85 años, Gutiérrez Cabello ha construido un legado musical inigualable, siendo responsable de algunas de las composiciones más emblemáticas que han definido y enriquecido este género. Sus canciones, impregnadas de sentimiento y narrativa, son reflejo exacto de una vida dedicada a contar historias desde el corazón del Caribe colombiano.
La obra de Gutiérrez Cabello se destaca por su sensibilidad poética y capacidad para retratar con autenticidad las emociones y vivencias del pueblo vallenato. En canciones como “Confidencias” y “La espina”, no solo se aprecia una excelsa maestría musical, sino también una profunda reflexión sobre el amor, la nostalgia y los desafíos de la vida cotidiana. Estas composiciones, que han sido interpretadas por algunos de los más grandes exponentes del vallenato, revelan un profundo entendimiento de la condición humana y un respeto por las raíces culturales de su tierra.
Uno de los aspectos que distingue a Gutiérrez Cabello es su estilo de composición, que combina una lírica íntima con melodías que evocan la esencia misma de la costa norte de Colombia. Sus canciones son, en muchas ocasiones, un diálogo entre el pasado y el presente, entre la alegría y el dolor. Gustavo ha sabido capturar la melancolía inherente en el vallenato, pero también la capacidad de resiliencia que caracteriza a quienes viven bajo el sol abrasador y las vastas llanuras del Magdalena Grande.
A lo largo de su carrera, Gustavo Gutiérrez ha sido tributado por su autenticidad y su compromiso con las tradiciones del vallenato clásico, un estilo que ha sabido preservar y enriquecer a lo largo de las décadas. En un mundo donde la música popular tiende a modernizarse y fusionarse con otros géneros, él ha permanecido inconmovible a los elementos esenciales que hacen del vallenato un género único. Esto no quiere decir que Gustavo haya ignorado la evolución del género, pero su música siempre ha tenido una base sólida en los ritmos y temas que han caracterizado al vallenato tradicional.
Su influencia en el género es tan profunda que ha sido merecedor de múltiples homenajes, tanto por sus contribuciones a la música como por su capacidad de mantener viva la tradición vallenata en tiempos de locuras de cambio. Artistas de generaciones más jóvenes, influenciados por su trabajo, ven en él una figura paterna y una fuente de inspiración inagotable. Ha sido un puente entre las generaciones, uniendo el vallenato clásico con las nuevas corrientes, sin perder la esencia que ha hecho del género un patrimonio cultural de Colombia.
Gutiérrez Cabello, a sus 85 años, sigue siendo un referente vivo de la música vallenata. Su obra trasciende las fronteras geográficas y temporales, conectando a todos con una rica tradición cultural que sigue vigente gracias a su dedicación y pasión. En su vida y en su música, encontramos un reflejo de la historia, las emociones y la identidad de un pueblo que, como el vallenato mismo, ha sabido resistir el paso del tiempo sin perder su esencia. ¡Te abrazo admirado Gustavo!.
Por: Hugo Mendoza.