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Gustavo Gutiérrez Cabello no esperará el ocaso

Gracias a ese aporte económico, tengo una nueva casa. Se lo agradezco en el alma a Carlos Vives, es la primera vez que me hacen un reconocimiento de este tipo. EL PILÓN / Archivo

Por Alba Quintero Almenárez

Después de haber recibido un gran homenaje en el Festival de la Leyenda Vallenata al que se sumaron muchos estamentos, y luego afrontar la muerte de su hijo Jaime Daniel, el cantautor Gustavo Gutiérrez, habló con EL PILÓN.

EL PILÓN: ¿Como se encuentra Gustavo Gutiérrez después de dos acontecimientos antagónicos que marcaron su vida en los dos últimos meses?

GUSTAVO GUTIERREZ: Bueno después de una  inmensa alegría,  de mi homenaje en el pasado  Festival de la Leyenda Vallenata,  a los diez días  recibí un golpe  muy duro, muy fuerte, que me ha afectado. Estoy lleno de nostalgia  y poco apesadumbrado. Guardé  reposo durante un mes, y luego reinicié mi labor musical. 

EP: ¿Qué  mensaje le ha dejado todo esto?

G.G: La reflexión que yo tengo es que esa es la vida,  pequeños momentos de dicha, de felicidad,  en un inmenso momento de tristeza y de dolor. La vida está llena de contrastes y hay que aceptar la voluntad de Dios. Duré un mes encerrado y ya me di cuenta que  tengo que seguir viviendo. La reflexión es que hay que estar muy cerca de Dios, tratar de ser una persona  honesta y sencilla en la vida,  y estar preparado cuando le llegue el turno a uno. 

EL PILON: ¿Cómo fueron los últimos momentos  que compartió con su hijo Jaime Daniel?

G.G: Cuando iba a Bogotá, a cantar, me  iba los  viernes, y los pasajes de regreso,  los ponía el lunes para verme con mis tres hijos, con Jaime, Evaristo, y Gustavo  José. Los sábados nos íbamos para cine y los domingos hacíamos sancochos en la casa de Gustavo José. Cada vez que iba a cantar a Bogotá, nos veíamos. La última vez que lo vi fue cuando fui a  grabar tres programas con Yamit Amat, a propósito del homenaje. La sobrina mía, Indira, nos invitó a una espaguetada y estuvimos  compartiendo hasta las 10:00 de la noche. Fue la última vez que lo vi,  eso fue antes del festival. 

EP: Hablemos de su trabajo, ¿en este momento en que anda?

G.G: Bueno como compositor, ya me retiré. Yo era compositor añejo, del siglo pasado,  mis últimas composiciones  fueron  en 1998, “A un ladito del camino” y  “No pido más”. Esas  dos canciones estaban en un baúl, en un casette que desempolvamos hace como seis años, y luego me las grabaron. 

EP: ¿Usted considera que ya cumplió su ciclo?

G.G: Yo creo que uno debe de retirarse en la vida, en plena gloria, en todas la las actividades,  así como  hacen en el deporte, y no esperar que llegue el ocaso, que a todos los seres humanos nos llega. Dicen que un compositor, un poeta puede inspirarse a los 80 y hasta los 90, pero no tiene la misma fuerza expresiva  que cuando  tenía 30 o 40. 

EP: ¿Cómo compositor,  siente usted que la vida lo ha compensado?

G.G: Si,  el trabajo fue fundamental  mío fue ese, que hice grandes canciones que gustaron, pero yo creo que mi principal trabajo fue haber hecho un vallenato diferente.  

EP: ¿Qué piensa de aquellos compositores que producen canciones a tutiplén?

G.G: Las épocas cambiaron, compositores como Alejo Durán,  eran rurales, que  montados en  un caballo  iban cantando  en las orillas  de los ríos, cantaban vivencias  reales. El compositor de hoy  es más pragmático, más comercial, por la  misma época  que está viviendo. Ahora hay mucha ayuda  con internet, hay programas que tienen  canales  para sacar  melodías. Pueden hacer 5 o 6  y hasta 7 coros y después los oyen para ver  cuál es más bonito. En  la época de nosotros,  era una simple grabadora y uno grababa directo. La melodía de antes era más sentida,  más sentimental. 

EP: ¿Cree que la tecnología hace que se pierda un poco la sensibilidad?

G.G:Si, yo creo que hoy en día todo el mundo quiere componer  por la fama que adquiere,  entonces ya  no tiene la disposición,  no tiene el don ese de  hacer poesía. Yo  digo que el poeta no se hace, sino que  nace,  eso viene de la sangre. Entonces  la mayoría de compositores  que hacen versos, se  nota como un esfuerzo  en la letra y la melodía, ya  no son esas melodías sencillas  que se coge el acordeón y las toca con una dulzura con un gusto. Eso se ha perdido, pero es porque estamos viviendo una época mercantilista donde ya la música  es un súper negocio. 

EP: ¿Usted se siente bien remunerado con las regalías de SAYCO?

G.G: Bueno, en una época daba más o menos  a medio vivir. Hoy en día se fue al suelo, porque un cantante vallenato vendía 150 mil  a 200 mil copias, y  hoy  vende 10 mil. Yo pongo siempre el ejemplo, hace 25 o 30 años  los cantos que me grabó Diomedes  eran entre ocho  y doce millones  en   regalías y hace cinco años me grabó el mismo Diomedes Díaz una canción y me dio un millón doscientos  mil pesos. Eso bajó por la piratería,  entonces yo creo que ya eso como negocio, no da.   

EP: ¿Quienes contratan a Gustavo Gutiérrez, para  quien canta?

G.G: Yo estoy en el grupo de los compositores que  nos movemos por todo el país, un grupo  como de 15 o 10 compositores que cantamos por lo general en fiestas  y discotecas  y también en  los festivales  vallenatos de la Costa.

EP: ¿Carlos Vives le anunció un regalo en el Festival, ya se hizo efectivo?

G.G: Si claro, Carlos Vives me cumplió. Hoy en día gracias a ese aporte económico,  tengo una nueva casa para arrendar, lo que considero que me servirá de entrada para cuando me retire del canto. Eso se lo agradezco en el alma a Carlos Vives, es la primera vez que me hacen un reconocimiento de este tipo.  

EP: ¿Ya le perdió el miedo a los aviones?
G.G: No, todavía le tengo miedo. Me tomo un relajante para bajar la tensión cuando me toca viajar.  

 

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