Tomás Enrique Díaz, artesano que habla de costumbre y tradición, trenza hilos y elabora de generación en generación, el arte de entregar piezas auténticas elaboradas como solo él sabe hacerlo.
“Todos los vallenatos conocen la guaireña”: Tomás Enrique
Tomás Enrique Díaz, artesano que habla de costumbre y tradición, trenza hilos y elabora de generación en generación, el arte de entregar piezas auténticas elaboradas como solo él sabe hacerlo.
Hacer guaireñas, para Tomás Enrique, es un arte que escogió para vivir y sostener a su familia. Según cuenta, sus padres trajeron desde la Guajira la tradición de hacer este calzado.
“Mis papás eran guajiros y trabajaban en la elaboración de guaireñas”, dice mientras trabaja en telar. “Mi papá es de Villanueva y mi mamá de Riohacha; ellos se conocieron acá en Valledupar se casaron y vivían en una partecita del barrio Cañahuate, que ahora le dicen Las Florecitas. Allí mis padres tenían una fábrica, donde trabajaban seis persona más en la elaboración de las guaireñas. Cuando mi papá falleció ya nosotros sabíamos hacerlas, así que continuamos con este arte”, cuenta Tomás Enrique.
“Como mi papá murió haciendo guaireñas mi mamá continuó con nosotros en la fábrica, yo aprendí a sacar la suela de las llantas que reciclábamos, después a montarlas y a venderlas”, asegura sin apartar la mirada del telar.
Tomás Enrique, con su buen humor que, según él, es la cualidad que mejor lo caracteriza, continúa con el relato sobre la guaireña, pasión que lo envuelve desde joven y que define como el arte de hacer calzado.
“La guaireña ha sido una tradición propia de La Guajira que llegó a Valledupar y se apoderó de ella, porque con toda seguridad puedo decir que vallenato que se respete ha usado alguna vez en su vida un par de guaireñas”, agregó.
Este artesano de 62 años de edad, cuenta que este calzado autóctono de la región se vendía anteriormente en las tiendas como un artículo más de la canasta familiar. “Cuando yo era un niño mi padre me enviaba a vender las guaireñas de tienda en tienda y compraban de una, dos o tres docenas en cada tienda”.
“Anteriormente la guaireña costaba 2,50 pesos después llegó a valer 5 pesos y, a medida que iban aumentando las cosas, aumentó el precio de las guaireña hasta llegar a 15 mil las más costosa”, puntualizó Tomás mientras viaja por el tiempo.
Para Tomás Enrique el nombre guaireña hace referencia a La Guajira, departamento de donde proviene este colorido implemento, agrega además que es una pieza de calzado para cualquier ocasión. “Guaireña es un calzado que antes se usaba para trabajar en La Guajira y lo mismo acá en Valledupar. Cuando yo solía ir a la escuela recuerdo que mi papá me ponía un par de guaireña y me llevaba a estudiar”.
Productos en vías exportación…
Según Tomás Enrique, ha sido tanto el auge de las guaireñas que se ha comercializado en el exterior. A nivel nacional expone que ciudades como Cartagena y Montería la demanda en grande.
“Una vez unos gringos que estaban de paseo en la ciudad se enamoraron de la guaireña cuando vieron a una mujer que se encontraba en el balneario Hurtado con un par de ellas, los turistas le pagaron para que los trajera donde mí y, mandaron a hacer una docena para llevarlas a los Estados Unidos”.