Guacoche, pintoresco corregimiento de Valledupar, está listo para celebrar su XIX Festival Folclórico y Cultural de la Tinaja, un evento que destaca no solo la riqueza cultural del lugar sino también los esfuerzos por revitalizar tradiciones que se han desvanecido con el tiempo.
Antaño, la comunicación con Guacoche se realizaba atravesando el río Guatapurí, un testimonio de su arraigo histórico. Esta comunidad, mayoritariamente afrodescendiente, lleva consigo una herencia musical, con ritmos y danzas que han marcado su identidad a lo largo de los años. Lamentablemente, algunas de estas expresiones culturales se han ido perdiendo, al igual que la antigua tradición de elaboración de tinajas, contenedores que solían ser fundamentales en la vida cotidiana de la comunidad.
En un esfuerzo por revitalizar la elaboración artesanal de las tinajas, ha surgido un movimiento comunitario. La propuesta incluye el contacto con Artesanías de Colombia, buscando no solo rescatar una tradición, sino también impulsar su demanda, generar empleo y fomentar la sostenibilidad económica. La antigua práctica de almacenar agua en tinajas, ahora reemplazada por métodos modernos, podría encontrar nuevos usos, incluyendo su incorporación en el ámbito decorativo.
Un objetivo adicional es capacitar a los niños en esta técnica, asegurando la transmisión intergeneracional de conocimientos y habilidades.
Guacoche no ha estado exento de los desafíos del conflicto armado y la violencia. La comunidad ha sido reconocida como víctima de una reparación colectiva, marcando el inicio de un proceso de reconstrucción.
A pesar de las notorias deficiencias, la pavimentación de la vía y mejoras en servicios han contribuido a una transformación progresiva. Sin embargo, persisten desafíos, y es en este contexto que la comunidad busca nuevas oportunidades y formas de resiliencia.
En 2013, la Fundación Carboandes, en colaboración con el municipio y la Fundación Pintuco, lanzó el programa ‘Guacoche de Colores’. Esta iniciativa, que contó con la participación activa de los habitantes, pintó las casas del corregimiento con colores vibrantes, inyectando vitalidad y un sentido de identidad renovado. Esta intervención visual no solo transformó la apariencia del lugar, sino que también simbolizó la resiliencia y la esperanza de la comunidad.
Este año el Festival se llevará a cabo del 15 al 17 de diciembre y será en homenaje a María Teresa Márquez Ibarra, José Tomás Márquez Fragoso y Miguel Villazó Missad.
Por REDACCIÓN EL PILÓN