LA SIN NOMBRE
Por: JOSÉ M. APONTE MARTÍNEZ
Temprano timbró el teléfono y tuve la sensación de un repiqueteo alegre, contrario a las siempre noticias tristes que a esa hora siempre dan. “Buenos días, a la orden” contesté; ajo! a que no adivinai quien te llama. La voz me es conocida pero no logro identificarte, pero tengo la certeza por tu tono que me tienes noticias buenas, cuéntame. ¡Uy! Jose, tu si no, estai fregao, supe que ayer estuvite por aquí y visitate la casa de Danelia, estuvite como siempre donde Iche, que está como un riel con las pastillitas azules que le traei, todo lo tuyo es azul como buen godo, pasaste a onde Carmen Olivella y su prole, subiste hasta donde Tirso Ahumada, donde los Orcini, donde el señor Polo, buscaste a los Ochoa pero no estaban y Jonás menos, él nos tiene olvidado. Todavía no sabei quien te habla?.
Y sin dejarme decir nada prosiguió: tu si no, estai fregao, ahora te la pasai visitando es a la gente de La Nevada, especialmente a tu prima Edilma porque como ellos tienen la entrada bien bonita y pavimentada, al igual que a Trillos, Claudia de Los Reyes y los hermanos Gómez, en Panamá, o a tus amigos del Páramo que también tienen buena vía. Emocionado le dije: ¡carajo! Y ese milagro, que ha pasado por allá, ¿por dónde? me interrumpió, por allá por Los Fundadores, por los lares de mi amiga de siempre la calle 26. Si hombe, soy yo, la Calle 26 que como dijiste al principio te tengo buenas noticias: no sabei que por fin San Juan comenzó a bajar el dedo, oí bien comenzó, y por tu cantaleta y nuestras suplicas apareció un aparato que ya nosotros no conocíamos, una motoniveladora y comenzó a arreglar esto e inmediatamente cemento, arena y gravilla, y están pavimentando y esto va viento en popa.
Parece mentira ¿verdad Jose?, más de 20 años en esta lucha sin que nadie después de LG nos parara bola, pero así es la vida, todo nos llega tarde, pero nos llega, ojalá que Luís Fabián siga con su solladera de tapar huecos y terminar con esta horrorosa ciudad dominó. Esa es la clase de locos que necesitamos, yo creo que ahora si es de verdá e verdá para que puedas gozar de un paseito sin destruir tu carro y además te acompañaremos dando unas vueltas de arriba – abajo, de abajo – arriba, como decía Wicho Sánchez que lo hacía, pero a pie en la otrora ancha y bonita Calle del Cesar.
Bueno, le dije, esa llamada te está saliendo muy cara, si quieres cuelga y yo te llamo, porque de verdad estoy emocionado con esta grata noticia. Que cuelga ni que carajo, si te estoy llamando de un teléfono oficial y le puedo da cajeta y solamente quiero agregarte que para la inauguración pero no de pedazos sino de la calle completa te esperamos y oye esto: le pusimos la calle L.F., o mejor la LUISFA, como a ti te guste. Chao, y yo pensé con seriedad que debería llamarse con más sobriedad la Luís Fabián.
Gracias Alcalde, muchas gracias en nombre de toda la población de la Calle 26 que hacía más de 20 años se encontraba huérfana de doliente y por allí ya casi no se podía transitar, ni en carro, ni a pie, ni de ninguna forma; siga con el mismo empeño o tratando de superarlo para ver si es posible que rápidamente usted ostente el titulo del Mejor Alcalde de Colombia.
En este momento, Raúl Méndez el joven que me transcribe, con impecable ortografía, como cosa rara en esta época, y me envía estas columnas a EL PILÓN, en forma de canción y medio en chercha, me dice: Pero le falta el alcantarillado pluvial, pues en mi barrio y en toda la ciudad de pronto nos vamos a ahogar, tome nota Alcalde.