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Grandes dimensiones

Por: José Félix Lafaurie Rivera

Traigo una buena noticia. El pasado martes 6 de abril, con la asistencia del Presidente Uribe, el Banco Mundial oficializó una donación por 7 millones de dólares para el proyecto “Ganadería Colombiana Sostenible”. Es una iniciativa que marca un hito en el desarrollo ganadero del país, y sin vanidades, en todos los países de Latinoamérica, especialmente en los que se ubican en el trópico.

Hoy podemos afirmar que vamos con las políticas públicas mundiales y no a la zaga de las mismas. Políticas que se están redireccionando hacia el sector agropecuario en respuesta a los colosales desafíos que impone alcanzar unos determinados niveles de seguridad alimentaria, energética y ambiental, si queremos preservar la vida del planeta y, desde luego, la especie humana. Encontrar la fórmula mágica no es fácil y menos si a estos desafíos se le impone la condición de eficiencia e inclusión social.

Bajo esa visión, Fedegán se ha comprometido en la cruzada de ir transformando la base de los sistemas de producción tradicionales de nuestra ganadería bovina, hacia esquemas cimentados en sistemas silvopastoriles, que son, hasta el momento los que mejor respuesta provee para dichos retos.

Un sistema silvopastoril es la integración de animales con pasturas, arbustos forrajeros y especies maderables. Es transformar praderas agotadas en verdaderos oasis de naturaleza. Desde hace más de tres años nuestros técnicos han venido trabajando de la mano de entidades como CIPAV, en pequeños pilotos para estructurar un proyecto de mayor alcance que, sin dejar la connotación de piloto, le coloca ruedas a esa visión que señaláramos en el Plan Estratégico de la Ganadería Colombiana, PEGA 2019, de devolverle a la naturaleza 10 millones de hectáreas, hoy ocupadas en ganadería.

“Ganadería Colombiana Sostenible” es, por tanto, un proyecto de grandes dimensiones. Marca un derrotero en el proceso de reconversión ganadera, porque además de hacer parte de nuestra apuesta estratégica por elevar la productividad y rentabilidad del ganadero e introducir mejores prácticas y bienestar animal, lo hace con responsabilidad con el medio ambiente y con la sociedad. Piénsese no más en que reducir el área ganadera de 38 millones de hectáreas a 28 millones exige elevar la cantidad de bovinos por hectárea de 0,63 a 0,86. Y si a esto agregamos la propuesta de elevar el hato a 42 millones, pues en promedio cada una de esas 28 millones de hectáreas tendrá que contener 1,5 cabezas, con su correspondiente producción de alimento.

Todo ello preservando la naturaleza, neutralizando la erosión y recuperando su capacidad de reintegrar nitrógeno y carbono, por lo cual el ganadero podrá recibir –que es otra de las bondades de esta transformación–, pagos por servicios ambientales.

La dimensión social no tiene precedentes. El proyecto generará una revolución productiva en los pequeños y medianos ganaderos, pues se prevé que donde actualmente se alimenta un animal, en el futuro lo hagan cinco o más, multiplicando los ingresos. Nuestra ganadería está conformada en un 82% por pequeños y medianos ganaderos. Son más de 400.000 ganaderos que tienen menos de 50 cabezas cada uno, y si bajamos en la escala, cerca de 240.000 ganaderos tienen menos de 10 animales.

Estamos hablando de cifras monumentales. Hacer una hectárea silvopastoril cuesta alrededor de $5 millones. Transformar 1 millón de hectáreas demanda recursos por $5 billones y 10 millones de hectáreas, $50 billones.

Afortunadamente el Gobierno nacional es consciente de la necesidad y las bondades de esta transformación que, amén de cofinanciar el proyecto, avala una política de tal naturaleza.

Es una inversión de los ganaderos con sentido de responsabilidad social con nuestra generación y con las futuras, con respeto a la naturaleza, buscando el equilibrio ecológico, la conservación, la reparación al medio ambiente y la transformación y modernización del sector.

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