Acepté con humildad el amplio triunfo electoral del doctor Monsalvo en las pasadas elecciones y he reconocido públicamente algunas de sus acciones en lo que va de su gobierno, como el pago a los empleados del Hospital Rosario Pumarejo, la optimización del acueducto de Aguachica e incluso la entrega de mercados a las poblaciones más vulnerables, que, aunque hoy están cuestionadas destaco: fue de los primeros mandatarios que tomó la iniciativa. Sin embargo, gobernar es mucho más que entregar ayudas y ejecutar presupuestos.
La gente elige a un líder para que oriente y transforme política, social, económica y ambientalmente a una sociedad. El gobernador debe concertar programas de trabajo y mantener una agenda con los sectores productivos, las organizaciones sociales, la academia, incluso con la oposición. Un mandatario en una democracia no es un emperador, no es elegido para hacer lo que quiere ni para ejecutar los proyectos que le gustan sino para invertir los recursos en la solución de los problemas más sentidos de la población, y es precisamente aquí donde quiero recomendarle de manera constructiva que tome correctivos por el bien de su administración y del Departamento.
El Plan de Desarrollo Departamental debe ajustarse a la luz de las nuevas realidades y prioridades generadas por la pandemia covid-19. Este no puede ser otro cuatrienio de grandes inversiones inconclusas en cemento, nos enfrentamos a un escenario muy distinto al de su primera administración, hoy ningún sector está “a salvo”; el carbón y petróleo atraviesan su peor momento, el comercio cerrado y del campo ni hablar, mientras tanto, el hambre y el desempleo aumentan, en un pueblo desesperado que reclama un líder presencial y no un gobernante de redes sociales. Me atrevo a decir, que desde la creación del Departamento no se había vivido una crisis como la actual y sobre todo la que se vislumbra.
El Gobernador Monsalvo debe entender el complejo escenario actual, tener la grandeza y humildad para escuchar lo que no quiere y de quienes no hacemos parte de su comité de aduladores, pero queremos que haga un buen gobierno para que el departamento avance y del mismo modo nuestras familias.
Urge convocar un comité de expertos que ayuden a planificar soluciones como la Misión de Empleo por ejemplo, para hacerle frente al difícil escenario que se avecina. Inconsultamente me atrevo a sugerirle nombres por los sectores que representan y el conocimiento que tienen de la región: Juan Carlos Quintero, José Luis Urón, Fernando Herrera, José Antonio Larrazabal, Alfredo Araujo, Indalecio Dangond, el exgobernador Rafael Bolaños, Gelca Gutiérrez, entre otros. Es equivocado pensar en estos momentos que la carta de salvación es el Gobierno nacional para evitar que estalle la bomba social que tenemos en el Cesar, le toca a usted Gobernador como capitán evitar que el barco se hunda, pero llénese de humildad y pida sabiduría a Dios y déjese aconsejar por los expertos de la tripulación, independientemente si son de sus afectos o no.
Gobernador: debe recomponer la relación con los medios de comunicación y con la oposición. Un demócrata no puede tomar como personal, un valido cuestionamiento a la gestión pública y responder con intolerancia, recuerde que esas son las reglas de la democracia a las que se sometió y que buscan garantizar la transparencia, el control y por ende el avance del departamento.
Los actuales momentos demandan trabajo conjunto y no individualismos, sensatez más que protagonismo, humildad más que orgullo, está en juego la vida y el futuro de una sociedad. Usted ahora es el gobernador, el líder que debe convocar, concertar, solucionar, ser capaz de unir y no de polarizar.
“La autosuficiencia es incompatible con el diálogo. Los hombres que carecen de humildad, o aquellos que la pierden, no pueden aproximarse al pueblo”, afirmó el pedagogo brasileño Paulo Freire. Ojalá escuche gobernador y no pierda la cercanía con quienes le otorgaron el mandato.