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Gobernar por interpuesta persona

Hace dos semanas escribí precisamente sobre la realidad del departamento del Cesar y la necesidad de estructurar una propuesta que ayude a sacar al departamento del hoyo en el que se encuentra sumido, muy a pesar de lo que un minoritario sector de la prensa que recibe cuantiosa pauta para decir lo contrario, la verdad es que no se puede tapar el sol con un dedo y en la misma columna mencioné que la casa de gobierno buscaba sin prisa pero de manera estratégica un (a) candidato (a) que reuniera los requisitos idóneos para sus intereses.

Lo primero que dejaré claro es que no conozco a la señora Elvia Milena San Juan ni personal ni de trato, y las únicas referencias que tengo de su trayectoria pública es que fue alcaldesa de San Diego (Cesar) y vinculada al gobierno departamental, siempre con la bendición y bajo la tutela de la casa Gnecco, y por supuesto que en esta ocasión y con una razón mucho más poderosa pues se encargará nada más ni nada menos que de cuidar la mayor fuente de negocios y de poder de la familia Monsalvo -Gnecco, la gobernación del Cesar esto por supuesto si logra ganar en las urnas cosa que veo muy poco probable pero como en política no todo está escrito me limitaré a esperar los resultados del próximo 29 de octubre. El caso es que hago la salvedad para evitar caer en la descalificación a su persona o señalamientos o adjetivos para denigrar de la madre, esposa, hija, hermana o amiga lo cual no es mi papel y no debe ser el de ningún otro, solo expondré los hechos tales como son.

El escenario político estaba en una especie de marasmo, una “calma chicha” sin mayores protagonismos en la actividad en casi todo el departamento, por el lado del Pacto Histórico la desbandada y las peleas intestinas para ganarse la bendición de esa colectividad hasta el momento de escribir estas líneas estaban intactas, los demás aspirantes hacen una modesta campaña casi que de expectativa y encauzaron sus energías en conseguir los avales y los apoyos políticos, la mayoría sin excepción se les vio viajando con alta frecuencia a Bogotá lo que debe tener a la aerolínea Avianca muy contenta porque la facturación de esta ruta debió dispararse, esto por el lado de la gobernación, por el lado de la alcaldía algunas campañas que arrancaron como el volador se les agotó la pólvora y empezaron a quedarse hasta terminar desmontándose, puesto que según se rumora en los chismes de pasillo, algunos esperaban que apareciera la gran chequera para que los impulsara, al parecer esta o no llegó o llegó demasiado tarde.

Pero como no voy a hablar de candidaturas a alcaldía, regresemos al tema central, la candidatura de Elvia Milena Sanjuan a la gobernación a menos de una semana del cierre de inscripciones; aunque mucho se especulaba y se hacían cábalas sobre quién sería el ungido, la información alcanzó a filtrarse y llegó el gran dia; la prensa entera estalló, los titulares inundaron las redes y los medios escritos, hablados y visuales dieron la primicia, algo parecido a lo que sucede en los pueblos cuando llegan las ferias o los circos que anuncian su espectáculo y todo a su alrededor se viste de luces y de ambiente, vendedores de cachivaches, mesas de fritos, juegos de ruleta y hasta hechiceras que te leen la mano, la llegada de la candidata de la casa de gobierno trajo consigo la feria al departamento.

De inmediato casi que sin excepción abrieron sus micrófonos y sus páginas con sendas entrevistas en donde la candidata trata de exponer su programa al que ha titulado “El cesar en marcha” el cual promete mejor salud, educación, agua potable, vias y generación de desarrollo, lo que resulta inverosímil es que la candidata tenga semejante arrojo de prometer algo para los cesarenses cuando todo el mundo sabe que no está en capacidad de prometer ni de cumplir nada de nada puesto que empezando porque en la remota probabilidad de ganar las elecciones solo se dedicará a hacer caso y a firmar cuanto contrato le pongan en el despacho sin ninguna opción de preguntar, abstenerse o negarse.

En el fondo siento algo de solidaridad con ella ya que el deseo de ostentar el poder es igual de alucinógeno que el alcohol o las drogas pues nos cierra la realidad y nos pone en situaciones que lamentaremos al día siguiente. Mientras escribía esta columna, Claudia Margarita Zuleta se inscribía, esta vez ganará.

Por: Eloy Gutiérrez Anaya.

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