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Gobernadores deben trabajar por un Caribe sin Hambre

Tienen razón las voces que ahora salen a decir que todo lo que está viviendo la región Caribe, se hubiera podido impedir si existiera previsión y planeación. Palabras olvidadas por los gremios y dirigencias políticas de los departamentos caribeños -el Cesar no se escapa a esta realidad-. Las sequías, los deterioros de los cauces, la falta de alimentos para las reses y la inseguridad alimentaria que tanta desnutrición deja en los menores de edad, son temas sensibles en estos momentos.

Para combatir la desnutrición de la Costa Atlántica se propuso desde hace varios años (2009) el Plan Caribe sin Hambre, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que entregó unas herramientas importantes a los ocho departamentos costeños para que fueran incluidos en sus planes de desarrollo, con el objetivo de que terminaran en política pública, teniendo en cuenta los índices de pobreza del Caribe y el hecho de que el 60 por ciento de los alimentos que se consumían provenían de otras zonas del país. Este Plan se quedó en el papel, como lo dijo este lunes la directora de la Escuela de Administración Pública –Esap- en Barranquilla, Elvia Mejía, al recordar que muchas cosas no estuvieran pasando, sí se hubiera puesto en marcha el Plan Caribe sin Hambre.

Precisamente el recordatorio fue en la presentación de lineamientos para una estrategia de Desarrollo Rural Territorial para la Región Caribe, en la que participó el ex ministro y ex contralor general de la República, Antonio Hernández Gamarra, amplio conocedor de la realidad costeña, documentos que fueron entregados a la Misión Rural, que dirige José Antonio Ocampo. El propósito es que estos lineamientos los tengan en cuenta los gobernadores y alcaldes del Caribe. Es otro documento, parecido al de Caribe sin Hambre, que en esta ocasión divide a la Región en 21 subregiones con el fin de hacer una planificación del sector rural y establecer una política de desarrollo rural y seguridad alimentaria.

Un estudio de la Universidad Sergio Arboleda afirma que el 32 por ciento de las tierras improductivas del país están en el Caribe y el 85 por ciento de las tierras de la Costa Atlántica son utilizadas en ganadería extensiva de baja capacidad para generar empleo. Las cifras de hace dos años indicaban que la costa tiene seis millones de hectáreas que podrían ser utilizadas en agricultura, pero solo –en 2012- se estaban usando 300 mil. Las cosas hoy no son muy diferentes. Por eso el 65 por ciento de los alimentos que consumen los habitantes de la región Caribe, entre ellos frutas y verduras, provienen del interior del país. La directora de la Esap fue muy clara al señalar que los alimentos que tradicionalmente se producían aquí, ahora vienen de otros departamentos; por ejemplo, la yuca del Tolima y plátano de Risaralda, eso sin contar del pescado que viene de otros países.

La desnutrición de los niños de La Guajira y del Cesar, así como de los otros departamentos costeños, sería resuelta sí sus gobernantes se preocupan por resolver lo esencial y no lo material. Es decir, menos cemento.

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