Hoy que te vas, hace 47 años que nos conocimos en una galería de arte en la zona rosa de México. Llegaste, te presentaste y conversando nació la posibilidad, de algún día exponer en Valledupar.
Así el destino fue aproximando la ocasión, estando en México, al poco tiempo, me llegó la invitación para exponer en el museo de arte contemporáneo de Bogotá y estando tú en Bogotá fuiste a la exposición donde concretamos la fecha para venir a exponer en la Casa de la Cultura Cecilia López de Caballero donde tú eras la directora. Era por allá, en el año de 1976.
En ese primer viaje organizaste una parranda por mi llegada en la finca del dr. Edgardo Pupo Pupo, quien era gobernador y esa noche comenzó el mapa de Macondo a delinear esa mágica cartografía donde la realidad se confunde con la irrealidad.
En esa parranda conocí, entre otras personas, a Ada Luz Escalona, quien me dijo que ella era la Casa en el Aire, pero como yo no era aviador no le hice la visita.
También conocí a mis primeras amigas: María Cecilia López, ‘La come’ y su familia, Rita Fernández, con su himno vistió de identidad al Valle, a ‘Sofi’ Cotes y su legendario ballet, Cilia Valle y ‘La Polla’, Álvaro Castro Castro y sus historias, y así cuánta gente de la cultura iba apareciendo, me iban dejando su impronta.
Y durante todo ese tiempo, que ya marca medio siglo, fui pasando de un humilde argentino a un vallenato intermitente; con el sincretismo con que pinté, el por ti sugerido, mural en la Liga Contra el Cáncer: ‘Canto de amor a Valledupar’.
La creación de la Escuela de Bellas Artes se perdió en la Facultad de Bellas Artes , el museo de antropología se disolvió en colecciones particulares , y a la biblioteca la desparramó la burocracia, estas creaciones culturales fueron tuyas, y como tantas otras nadie sabe dónde están.
Estás, no te vas: las palomas, los atardeceres de campanas te detienen en la plaza amplia y generosa como tu corazón, y los pasos silenciosos de los que te queremos golpearan la puerta de la memoria.
Chao Gloria, allá, donde tú vas, hay vallenatos que te esperan en el festival de la eternidad.
Por Francisco Ruiz