Por: Dario Arregoces
Todavía el pueblo venezolano llora la muerte del presidente Chávez, líder indiscutible de la revolución bolivariana y se apresta a nuevas elecciones convocadas por el hoy presidente en funciones, Nicolás Maduro.
La enfermedad de Chávez, fue y sigue siendo, todo un misterio, pues se tuvo conocimiento a medias del tumor cancerígeno, como de las intervenciones quirúrgicas, a través del propio Chávez y de sus más cercanos colaboradores, entre ellos Elías Jaua y Nicolás Maduro. El pueblo jamás se enteró del estado de salud de su presidente a través de una junta médica, por el contrario el tema se mantuvo en la más absoluta reserva.
Sí Chávez estuvo o no en incapacidad de ejercer sus funciones, jamás se logró determinar de manera clara y objetiva, gracias al sigilo que se guardó en torno al tema, muy a pesar que la oposición en cabeza de Henrique Capriles, solicitó, sin éxito y de todas las formas posibles, que una junta médica se encargara de evaluar el estado de salud del comandante. ¿Petición descabellada de la oposición? No. Elartículo 233 de la Constitución de Venezuela, señala que la incapacidad física o mental permanente del presidente será certificada por una junta médica designada por el Tribunal de Justicia.
Ganadas las elecciones presidenciales correspondía al presidente electo tomar posesión de su cargo, en la fecha prevista en el artículo 231de la Constitución, en cuyo tenor se expresa: “El candidato elegido o candidata elegida tomará posesión del cargo de Presidente o Presidenta de la República el diez de enero del primer año de su período constitucional,mediante juramento ante la Asamblea Nacional”. Y qué pasó? Llegó la fecha, y Chávez no tomó posesión de su cargo, por encontrarse en Cuba, recibiendo los cuidados médicos propios de su delicada enfermedad.
A todas estas, la junta médica, de la que se habla el artículo 233 de la Carta, siguió brillando por su ausencia, reinando la incertidumbre. Fue en ese momento cundo la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, en cabeza de su presidenta Luisa Estella Morales, esgrimió la tesis, que como quiera que se trata de una reelección no era necesario que el presidente Chávez, tome posesión del cargo, en la fecha prevista en el artículo 231 y que ésta podría hacerse en fecha posterior.
Es decir, por arte de birlibirloque todo seguía igual. Pero la cosa no termina ahí. La presidenta del T. S. de Justicia, en entrevista televisiva, nos regala otra “perla jurídica” pues frente al tema de la junta médica, manifestó tajantemente que no era necesario enviarla a Cuba, para evaluar la salud del presidente pues el mandatario tiene derecho a su privacidad. En mi sentir el Tribunal incurrió en una grave omisión pues su deber constitucional -a la luz del citado artículo 221-, era el de nombrar la junta médica y determinar si el presidente se encontraba o no en capacidad física y/o mental para continuar ejerciendo el cargo.
En artículo publicado el nueve de octubre del año pasado por este diario, me referí a la enfermedad del vicepresidente Angelino Garzón, criticaba la inhumanidad mostrada por el señor Roy Barreras, presidente del Senado, quieninsistía en evaluar el estado de salud de Garzón, llegando casi al irrespeto, pero se aclara que el presidente Santos estaba en el ejercicio pleno de sus funciones, lo que sin lugar a dudas hace la diferencia con el caso venezolano, pues se trataba de la salud del presidente Chávez, donde para decirlo en término coloquiales hubo gato encerrado.