La ciencia ha incursionado de tal forma en el sector agropecuario que con estudios y muestreos de material vegetal se pueden determinar los tipos de plantas que son ideales para el desarrollo de un cultivo o criar bovinos. En ese sentido, la ganadería por medio de los sistemas silvopastoriles le apuesta al aumento de la producción de carne, leche y sus derivados con la promesa de un reducido impacto ambiental.
Los sistemas son una combinación de árboles, arbustos forrajeros y pastos que se integran con la producción ganadera. En este mecanismo se quiere una administración de los recursos para que perduren en el tiempo los árboles y arbustos, así como su aprovechamiento en la alimentación animal.
De acuerdo con Mario Zapata, director del Centro de Investigación Motilona de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Agrosavia, los sistemas buscan aumentar la cantidad de proteína que adquieren los animales en el pasto y generar un equilibrio en la inversión por hectárea que hace el ganadero.
En ese orden de ideas, explicó que la mayoría de los sistemas silvopastoriles a cargo de dicho centro de investigación tienen un costo por hectárea que oscila entre los $8.000.000 y $12.000.000, un valor alto que los impulsó a modificarlos para disminuir los costos de inversión que tendrían que realizar los ganaderos cesarenses.
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“El sistema silvopastoril a base de eucalipto fue la opción más factible porque genera una disminución en los costos por la utilización de la madera en los predios. La inversión promedio está entre $4.500.000 y 5.500.000, con las mismas garantías de alta producción en leche y carne”, manifestó Zapata.
Comentó que con este sistema esperan aumentar el número de cabezas de ganado por hectárea que se maneja en el Cesar. Precisó que por hectárea generalmente hay una cabeza de ganado, pero con el sistema silvopastoril de eucalipto se puede incrementar a dos o tres.
Según el ganadero Camilo Villegas del municipio de Astrea, aunque los sistemas silvopastoriles son una opción viable para preservar el medio ambiente, los costos de su implementación impiden que sean utilizados por la mayoría de los ganaderos del departamento. Comentó que la siembra de plantas leguminosas, el mantenimiento del pasto, la protección del mismo, entre otras adecuaciones del terreno generan unos costos extras que no están contemplados en la producción.
“La ganadería en el departamento necesita de un mayor apoyo para que se desarrollen prácticas sostenibles y tecnológicas que permitan la dinamización del sector. La mayoría de los productores son pequeños ganaderos que necesitan de un auxilio económico para que puedan implementar los sistemas silvopastoriles, mientras que eso no sea el posible será muy difícil hablar de ganadería sostenible en el Cesar”, manifestó Villegas.
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¿LA SOSTENIBILIDAD ESTÁ EN PAUSA?
Oscar Daza Laverde, miembro de la junta directiva de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegan, aseveró que actualmente el sistema silvopastoril que se está implementando en el departamento del Cesar ha evolucionado porque se lleva a cabo la siembra del pasto, leguminosas como la leucaena, el botón rojo y plantas nativas que junto a una rotación que se diseña con las nuevas pasturas, producen una alta eficiencia debido a que son potreros de una y dos hectáreas.
“Este programa de ganadería sostenible se realiza con la ayuda del Banco Mundial y del Reino Unido. Actualmente está en pausa porque se está renovando la financiación del proyecto. Este sistema se ha implementado en las cuencas del río Sicarare y del río Cesar, esperamos que el proceso finalice pronto para seguir llevándolo al resto del departamento”, argumentó Óscar Daza.
Puntualizó en el territorio hay aproximadamente 1’600.000 cabezas de ganado, una cifra superior a la registrada en el 2019 cuando había un 1’500.000, lo cual demuestra un aumento en la actividad ganadera del departamento. En ese sentido, Daza aseveró que el 82 % de los productores son pequeños ganaderos y están ubicados en los municipios de Valledupar, Bosconia, San Diego, Agustín Codazzi, Astrea, Chiriguaná, Chimichagua, entre otros territorios que le apuestan a la generación de carne, leche y sus derivados.
Por: Namieh Baute Barrios / EL PILÓN