El departamento del Cesar cierra su año con pronósticos de preocupación en materia de necesidades básicas insatisfechas en municipios y corregimientos, incluyendo Valledupar con más de 10 invasiones y barrios subnormales.
A la espera de subasta para nuevo operador de energía eléctrica, hoy suministrada por Electricaribe; proyectos de envergadura que esperan un final pronto y satisfactorio como la Ruta del Sol III; un sector minero energético en transición, una discusión entre mineras y comunidades que requiere de la atención del gobierno seccional, que también debe comprender la magnitud de la oportunidad que generan las energías solar y eólica en el Cesar y La Guajira.
Las industrias creativas sobre la agenda, en faceta de comprensión y socialización, vías terciarias aún sin atender, infraestructura educativa deficiente que no permite todavía la jornada extendida en todo el territorio, la paz y la reincorporación latentes, la gobernabilidad…
A modo de introducción, son estos algunos de los temas fundamentales a los que se enfrentan los nuevos mandatarios del Cesar y La Guajira, algunos de ellos posesionándose por estos días, otros, como el gobernador Luis Alberto Monsalvo Gnecco y el alcalde de Valledupar, Mello Castro González, a ponerse la banda cruzada mañana en actos solemnes. Y al lado de ellos su gabinete, ese que han estado ‘soltando’ de a poco, Monsalvo Gnecco más que Castro González.
Pensamos en la idoneidad de estos funcionarios, gerentes, coordinadores, jefes, secretarios que tendrán que asumir las riendas del Gobierno seccional para asumir lo que corresponde en cuanto a los temas con los que iniciamos este editorial.
El Cesar y su gente exige funcionarios idóneos. Profesionales con capacidad técnica y comprensión política coyuntural, pues el panorama nacional requiere de territorios conscientes de su realidad local.
Sobra decir: gabinetes sin tacha moral, profesional, política, o se atrasa la máquina si los que deben tomar decisiones y empujar el desarrollo son lastres. Cabe destacar que los funcionarios designados hasta ahora son buenos referentes.
¿Por qué en general la gestión y ejecución de los gobiernos subnacionales no impacta la superación de la pobreza? ¿Qué condiciones, qué habría que hacer en ese sentido? ¿Por qué sí lo logran las políticas y gestión del Gobierno nacional?, como nos dice el experto Fernando Herrera, “diría por tres razones: ¡cantidad, calidad y pertinencia! Con pocas excepciones, no tienen el músculo financiero, ni el tiempo suficiente de ejecución. Dos, no son bien diseñadas, no hay la institucionalidad local suficiente para eso y por tanto la calidad es débil. Finalmente, en lo que entra un gobierno local y sale otro no logran madurar algo. Sin embargo hay casos muy interesantes: la política educativa de Boyacá es muy buena, las inversiones de regalías en el Meta han sido mucho más efectivas que las nuestras por ejemplo. Las vías terciarias de Antioquia. La focalización del gasto y la política social de Bogotá. Santa Marta por ejemplo lleva transformaciones interesantes y no se diga de Barranquilla. Esta última y Pasto lograron bajar la pobreza 20 puntos en 9 años. ¡Valledupar solo 8 puntos y Riohacha aumentó un punto!”.
Entonces propone EL PILÓN que se hagan dos grandes esfuerzos: llamamos a los alcaldes y al gobernador a destinar partidas presupuestales para pre-inversión de los proyectos, y para estudios, análisis de alternativas y diseño de programas, y proyectos de generación de empleo y superación de pobreza. En el caso de Valledupar reiteramos la necesidad de la Misión de Empleo.