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El futuro social de Valledupar en tierra movediza

La semana pasada, este diario destacó una noticia en el sentido de que Valledupar en el 2016 fue la tercera ciudad capital con el tercer mayor índice de pobreza monetaria después de Quibdó y Riohacha, dos referentes obligados al momento de comparar malos indicadores, capitales que permanecen sumergidas en la desgracia social. Eso es apenas un asomo de lo que es este municipio, que es como un sepulcro blanqueado, construido en tierra movediza.

El Dane informó que en 2016, 35.5 % de los vallenatos no alcanzaba a ganar el estándar mínimo para una canasta básica de alimentos, por encima de la media nacional que alcanzó el 28 %; ese año, la línea fue fijada en $241.630; ese porcentaje significa que 1 de cada 3 no alcanza este nivel de ingresos. En plata blanca están clasificando como pobres a quienes no se ganan $8.000/día. Pero analizando la cosa vemos que este ingreso apenas alcanzaría para un modesto desayuno y el transporte. ¿Cómo haría una persona, con estos ingresos, para pagar vivienda, servicios públicos, educación, salud e imprevistos? Entonces para que esta línea sea real habría que subirla en cuyo caso, la franja de la pobreza aumentaría; tenemos una línea de pobreza irreal. Pero en aras de la discusión, aceptemos que este es el modelo ideal porque todos están medidos con la misma vara que tasa a Valledupar como una ciudad de pobres.

Hay que advertir que no solo los ingresos monetarios son causantes de la pobreza; la desigualdad, medida por el GINI, también incide; en 2015, Valledupar registró la décima más alta de desigualdad dentro de las ciudades capitales con 0.446, por encima del 2015 cuando fue 0.424 (un Gini igual 1 es desigualdad total); esto indica que la desigualdad tiende a crecer. Además, existen muchos más indicadores como los de la salud, la educación y de otros sectores, de los cuales se infieren grados de pobreza. A manera de ejemplo, para mostrar cómo estamos frente a las otras capitales, al país y al Cesar, tomemos la tasa media de siete indicadores en salud registrados entre 2005 y 2014, que son: mortalidad de neonatos, infantil (menores de un año), de la niñez (menores de cinco años), infección respiratoria aguda, IRA (menores de cinco años), enfermedad diarreica aguda, EDA, (menores de cinco años), bajo peso al nacer, BPN.

El control de estos factores de morbilidad y mortalidad debe correr por cuenta del Estado; sociedad que se vea afectada por ellos, tiene un futuro incierto. Además, la tasa específica de fecundidad, TEF, para mujeres de 10 a 19 años que no se mide por muertes sino por tempranos nacimientos, refleja un pésimo nivel de escolaridad, el precario seguimiento que se hace sobre ellas y la poca claridad de objetivos frente a la sociedad, lo que se traduce en poca calidad de vida.

La siguiente tabla muestra unas desgarradoras cifras comparativas sobre estos indicadores sociales. Los cálculos hechos más adelante sobre el número de años que requeriríamos para igualar ciertas metas, se hicieron suponiendo que las cosas permanecerán como están hoy (cetéris páribus).

ALGUNOS INDICADORES EN SALUD, TASAS MEDIAS DEL PERIODO 2005-2014 PARA VALLEDUPAR Y PARES Indicador Tasa media 2005-2014 Unidad de medida Ranking (peor:1) Mejor referente Media Refte Años para lograr la media del refnte. Nación Cesar V/dupar TMn 8.46 9.82 10.76 Muertes x mil 12 Arauca 6.27 12.8 TMI <1 año 13.57 16.24 16.73 Muertes x mil 11 Medellín 10.32 9.8 TMN <5 año 16.46 19.44 19.31 Muertes x mil 9 B/manga 10.99 11.7 IRA < 5 años 19.04 30.00 34.52 Mrtes/cien mil 7 Arauca 9.60 13.4 EDA < 5 años 7.13 16.17 16.09 Mrtes/ cien mil 7 Tunja 0.67 22.8 BPN 8.83 7.89 9.04 % 8 Yopal 5.60 Poco probable TEF (10-19) 37.40 50.00 46.72 Hijos/mil mjres 9 S. Andrés 25.20 Poco probable FUENTE: ASIS

CONVENCIONES:

TMn: Tasa de mortalidad de neonatos
TMI: tasa de mortalidad infantil
TMN: tasa de mortalidad de la niñez IRA: infección respiratoria aguda
EDA: enfermedad diarreica aguda
BPN: bajo peso al nacer
TEF: tasa específica de fecundidad (cohorte de 10 a 19 años)

Mortalidad en neonatos

La muerte de los neonatos suma el 45 % de los niños que mueren antes de los cinco años (OMS) y el 75 % de ellos muere durante la primera semana. Es un problema de los países subdesarrollados por la falta de atención médica.

En algunos países como Andorra, Eslovenia y Francia solo muere uno de cada mil nacidos vivos; en Cuba y Costa Rica mueren dos. Nuestro promedio local es de 10.76/1.000, mayor que en el Cesar y en Colombia; ocupamos el décimo segundo peor puesto en el país. El referente nacional bueno para este indicador es Arauca, donde mueren 6.27/1.000. Durante el periodo analizado, este indicador en Valledupar bajó a una tasa media de 4.1% anual que no es suficiente; así, para lograr una media de 6.27, la de Arauca, Valledupar necesitaría 12.8 años, algo más de tres mandatos. Para alcanzar los niveles de Francia, 1/1.000, necesitaríamos 56.3 años, más de catorce periodos de gobierno. Pocos de los que hoy vivimos lo veremos.
Mortalidad en menores de un año, (TMI)

La mayoría de las muertes de niños menores de un año son prevenibles, este es un indicador de calidad de vida. Aquí tampoco nos ha ido bien; tenemos en Valledupar una tasa media de 16.73/1.000, superior a la del Cesar y a la de Colombia. La tasa media de descenso de este indicador fue 4.8 % anual; para alcanzar la media actual de Medellín, 10.32/1.000, requeriríamos de 9.8 años. En 2014, la TMI en Cuba fue de 4/1.000; para lograr esta cifra, Valledupar debe esperar 28.5 años. Tenemos el décimo primer puesto dentro de los peores.
Mortalidad de la niñez, menores de cinco años, (TMN)

Los primeros cinco años son definitivos para una persona; este es un periodo en el cual el Estado debe emplearse a fondo. Nuestra tasa media fue 19.31/1.000, por encima de la media nacional y casi igual a la departamental. Este indicador ha venido decreciendo a una tasa media de 4.7 % anual y para igualar la marca de nuestro mejor referente que es Bucaramanga, necesitaríamos 11.7 años, tres periodos de gobierno. La mejor marca la tienen Finlandia, Islandia y Luxemburgo, 2/1.000 y para alcanzarla necesitaríamos 24.9 años. Ocupamos el puesto 9 dentro de los peores de las capitales del país.

Mortalidad por infección respiratoria aguda, IRA

Prevalece en niños menores de cinco años y se expresa en número de muertes por cada cien mil. Es la enfermedad más frecuente en el mundo y en Colombia constituye un problema de salud pública. La media de Valledupar se sitúa en los 34.52/100.000, rompiendo las medias nacional y departamental. La tasa media de descenso fue 9.1% anual; con esta rata se precisarían 13.4 años para igualar a Arauca que es nuestro mejor referente. Ocupamos la séptima posición más mala.
Mortalidad por enfermedad diarreica aguda, EDA

La media de Valledupar, 16.09/100.000, se homologa con la media departamental, pero es más del doble que la nacional, 7.13. Nuestro par es Tunja con una media de 0.67. Sabiendo que con este indicador hemos descendido a una tasa de 1.3% anual, para homologar esa marca actual, necesitamos 22.8 años. Somos séptimos con la peor tasa.
Mortalidad por bajo peso al nacer

Este es un indicador de desnutrición, cuya media en Valledupar fue 9.04 %, superior a la nacional y a la departamental. El comportamiento de esta tendencia no vislumbra una mejoría, es una línea plana; por eso es imposible hacer estimaciones con respecto a su par que es Yopal con 5.6 % de niños con bajo peso al nacer. Somos los octavos peores.
Fecundidad específica de niñas y púberes

Este indicador se refiere al número de nacimientos por cada mil mujeres en un rango determinado de edades. En Valledupar la media de nacimientos por cada mil mujeres entre 10 y 19 Años es de 46.72, 25 % veces más fecunda que la nación y cercana a la fecundidad media del Cesar. La situación de Valledupar es vergonzosa; no es explicable que Valledupar, con los mejores colegios, los mejores servicios y facilidades, la TEF sea casi igual que la del Cesar. Tampoco da herramientas para estimar una aproximación a las cifras de su par que es San Andrés que tiene una TEF, para esa cohorte de edades, de 25.2/1.000, casi la mitad de la nuestra. Ocupamos el noveno peor lugar.

Poquísimos mandatarios harán estas cuentas que parecen un acertijo, pero son básicas a la hora de planificar. Si los mandatarios locales tuvieran esta información, con unos objetivos claros podrían acelerar el proceso de mejoramiento para alcanzar unas metas dignificantes y eficaces. ¿Cuánto vale bajar un punto porcentual de un indicador cualquiera? ¡Eso se llama planificación! Pero parece que lo que menos hacen los mandatarios locales y regionales es planificar; en cambio sí saben repartir contratos.

Este es el Valledupar que conocemos, cuya tumba va por dentro, los alcaldes no pasan de los enunciados, no construyen ciudad ni sociedad. Los planes de desarrollo son embelecos, requisitos institucionales formales que, una vez aprobados, pasa la fiebre. Y faltan más datos que en forma oportuna les brindaremos. El Cesar y Valledupar requieren un replanteamiento antes que sea demasiado tarde.

Luis Napoleón de Armas P.

 

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