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Futuro incierto de Valledupar

El DANE acaba de dar un campanazo de alerta sobre la situación de Valledupar con tendencias negativas en materia de pobreza y empleo sin mencionar otros indicadores muy importantes como los sociales, en especial en salud, sector en el cual estamos mal. La descentralización administrativa de los entes territoriales como los municipios le concedió a estos unas atribuciones para que, dentro de sus territorios, respondan por su desarrollo. La ley 1551 del 2012 en su artículo 3 fija las funciones de los municipios, y dentro de estas, las referentes al desarrollo socio-económico de los mismos, en los numerales 3, 6, 11 y 12. Las competencias son múltiples pero la tendencia nos indica que los alcaldes, en su mayoría, se concentran en la contratación pública, en especial, en aquellas obras susceptibles de manipulación a través de contratos sastres. Se ha estilado, por parte de los alcaldes, que los beneficiarios de los mismos sean empresas extraterritoriales con la consecuencia de que los dineros, fruto de la inversión, no circulen en el propio territorio ni reposen en las cuentas de los bancos locales y nuestros contratistas natos están por fuera de las posibilidades contractuales. Sabiendo que la construcción y otros proyectos de infraestructura física tienen gran incidencia en la generación de empleo, las cifras que el DANE da sobre esta materia confirman este hecho; 14.8% de desempleo, uno de los indicadores más altos del país, es de pronóstico reservado para la suerte de este municipio. Entre 2015 y 2018, el desempleo en Valledupar creció a una tasa promedia anual de 15.12%, al pasar de 9.7 al 14.8%; esta es una tragedia. Si a esto le sumamos la informalidad laboral, en el primer trimestre de 2019 ascendió al 59.1%, según el DANE. En materia de pobreza monetaria, los signos son desalentadores; entre 2010 y 2015, esta descendió a una tasa promedio anual de 6.8% pero entre 2015 y 2018, esta tendencia se invirtió creciendo 4.7% anual, en promedio. Por su parte, la pobreza extrema que había tenido un descenso sostenido promedio anual de 13.1% entre 2010 y 2015, desde aquí hasta 2018, creció 15.6% promedio anual. La desigualdad, medida por el Gini, que había descendido 2.45% anual entre 2010 y 2015, a partir de este año subió 0.3% anual hasta el 2018. Hay muchas cosas malas subiendo; en los primeros cuatro meses de 2019, los homicidios se han incrementado en 10% respecto a igual periodo del año anterior. El gobierno municipal arguye que la solución es el aumento del pie de fuerza, la policía metropolitana, p.ej.; esto puede ser una mala formulación del problema porque hay ciudades con este recurso que tienen altas tasas de homicidios. Además, existe un indicador compendioso que es la competitividad que hace inviable a Valledupar; este índice fue 4.28/10 en 2017 ubicándose 16 dentro de 23 ciudades capitales; en algunos componentes básicos de este referente como educación básica y media, nuestra competitividad fue 4.72/10, puesto 19/23 y en educación superior 1.67/10, puesto 21/23; en saneamiento ambiental 4.33/10, puesto 19/23, etc. Estamos rajados. Un buen alcalde debe renunciar a la frivolidad y visibilidad personal y concentrarse en los problemas gruesos de las comunidades. Esto no puede quedar así, nuestro alcalde debe dar unas explicaciones.

Por: Luis Napoleón de Armas P.

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