A raíz de la problemática representada por el comportamiento leonino de Electricaribe han surgido expresiones que promueven la creación de empresas de este tipo, en aras de limitar el monopolio evidente en la prestación del servicio de energía. Estas iniciativas son bienvenidas y necesarias, los más osados apuestan por la generación de energía a partir de Fuentes No Convencionales de Energía, (FNCE)
Las energías no convencionales o también denominadas energías alternativas son llamadas de esta manera porque van orientadas a plantearse como una opción alternativa a las energías convencionales o tradicionales, las FNCE se encuentran conformadas por Renovables (Solar, Eólica, PCHs, Biomasa, Geotérmica y Mareomotriz). Nuestro país tiene gran disponibilidad de fuentes de energía, tanto renovables como no renovables, con un marco legal robusto que incluye aspectos institucionales, regulatorios, ambientales y tributarios, sin embargo, aspectos como la posición geográfica del país y la abundante presencia de cuencas hídricas crea facilidades para la generación de energía con base en el agua, además, porque comparativamente es mucho más económica frente a la generada por otras fuentes no convencionales.
Actualmente, Colombia suple su necesidad energética a partir de hidroelectricidad en primera instancia (63,6%) y térmica en segundo lugar, combustión de carbón y gas natural (32,1%) y menores y cogeneradores el (4,3%) para una capacidad neta de 13.405,7 MW, estructura que nos califica como un país verde por su baja contribución a las emisiones de Gas de Efecto Invernadero, GEI, (UPME), no obstante, la generación térmica registra un comportamiento ascendente en la medida que hay escases hídrica por los fenómenos ambientales, aumentando la intensidad de emisiones de carbono.
La capacidad instalada en el país de energía no convencional es equivalente al 1%, algunos de estos proyectos han sido implementados en las Zonas No Interconectadas, ZNI, este territorio comprende el 52% del territorio nacional, (IPSE). Los proyectos implementados en la ZNI, son generalmente soluciones individuales, previa decisión sobre la disponibilidad de los recursos energéticos y sus aspectos socioeconómicos, ambientales y culturales.
Pese a que Colombia está calificado como un país verde no presenta avances significativos en cuanto a la generación de energía no convencional, sin embargo, en el protocolo de Kioto, Colombia reafirmó el principio de responsabilidad común pactada entre los países desarrollados y países en desarrollo de reducir emisiones de gases de efecto invernadero.
Al respecto, el 13 de mayo del presente año fue sancionada La Ley 1715, que regula la integración de las energías renovables no convencionales al sistema energético nacional. Con esta norma, el país continúa dando pasos importantes en procura de un sistema energético más limpio.
La Ley establece también el marco legal y los instrumentos necesarios para la promoción y aprovechamiento de las fuentes no convencionales de energía, así como para el fomento de la inversión, por lo tanto, el espíritu de esta norma favorece con incentivos y exenciones tributarias la implementación de soluciones individuales para los usuarios en la Región Caribe y del país en general, previa definición del recurso energético y del análisis económico.
El sueño de tener generación de energía no convencional con rangos similares o superiores a la hidráulica es una quimera y requiere de un profundo análisis financiero inherente al costo y beneficio, mientras tanto, no se puede declinar ante la leonina Electricaribe.