Siempre acudo a las Sagradas Escrituras, para tratar de comprender e interpretar el momento actual, y lo que ha de venir a mediano y largo plazo. En esa búsqueda incesante, me tropecé con el evangelio de Lucas, cuya lectura por esta época de Navidad, recomiendo de manera muy especial, pues es un resumen de la vida, ministerio, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Pues bien, para comenzar digamos que los evangelios de San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan son considerados evangelios canónicos, es decir, aquellos que la Iglesia ha reconocido como los que transmiten auténticamente la Tradición católica, y están inspirados por Dios, redactados en el siglo I después de Cristo.
Hoy quiero reflexionar un poco acerca del evangelio de Lucas, para detenerme en el Capítulo 24, 13-35, del que todos hemos escuchado hablar cantidades de veces, pues se trata de los Discípulos de Emaús. Sucedió que Cristo fue crucificado y su muerte, dio pábulo al escepticismo y a la desesperanza general. Pues bien, dos sujetos que iban camino al pueblo de Emaús, situado a 30 km al oeste de Jerusalén, discutían sobre las Escrituras. Aquí me detengo para explicar que el número dos en la simbología bíblica, significa ayuda, recordemos que, en el libro del Génesis, Eva fue formada por Dios de la costilla de Adán como su ayuda adecuada. Pues estos señores también eran dos y venían discutiendo. Uno de ellos de nombre Cleofás, increpa a Jesús, luego de que los abordara y les preguntara por el tema de discusión. Jesús, comprende que el estado de ánimo de sus ocasionales contertulios, no es de optimismo, pues se lamentan por la muerte del Mesías, entonces se llena de paciencia, y sin revelar su identidad se da a la tarea de explicarle las Escrituras, es decir les da una catequesis; luego de llegar a Emaús, su lugar de destino, amaga con irse, pero se queda con ellos a celebran la eucaristía, para luego desaparecer. Es allí cuando se dicen el uno al otro la frase impactante: “¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos explicaba las Escrituras?”. Termino esta breve reflexión revelándoles, para quienes no lo saben que Emaús, significa fuente de calor, y es precisamente lo que Jesús nos pide en este tiempo de Adviento, avivar el fuego de la esperanza, recuperar el aliento, vivir con alegría la pascua, en el calor del hogar y en unión de la familia. Que sea este, y no otro, el sentimiento que nos acompañe en estas navidades.
Nota de cierre: Regresaron a la familia pilonera, como hijas pródigas, nuestras apreciadas amigas Ana María Ferrer y Mary Daza Orozco ¡Enhorabuena!
Esta columna se tomará unas merecidas vacaciones y reaparecerá si Papá Dios así lo quiere, en enero de 2020. A todos muchas bendiciones y ¡Felices fiestas!