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Fue un error, no era Mirza Olivella; si no Mirza Avid

Debo empezar este escrito corrigiendo un error en mi anterior publicación titulada “El Día que los hermanos Zuleta reconocieron su herencia” en una de esas confusiones indeseables que a veces los seres humanos tenemos que lamentar y reparar inmediatamente; invertí tal vez por una asociación de pensamiento lo que llaman desconcentración, debido a que es el mismo nombre y en lugar de colocar Mirza Avid coloqué Mirza Olivella, son dos personas completamente distintas.

Pero, ambas muy queridas y apreciadas en mi pueblo, presento mis disculpas, no fue deficiencia investigativa, puesto que a las dos señoras las conocí y traté por mucho tiempo, fue un error, lo reconozco y agradezco a todas aquellos paisanos que de buena fe antes de hacerme la observación, se confesaron lectores de mi columna, gracias a Margot Olivella, quien en uso de su gentileza, que la distingue como buena vecina en Villanueva, se acercó a mi hermano Misael para pedirle que yo hiciera la aclaración, pues ahí va: “La persona que hizo vida marital con Emiliano Zuleta no fue Mirza Olivella, si no la señora Mirza Avid”.

Me disculpo con todos los familiares de Mirza Olivella y especialmente con mi profesora Fara Hilda, quien corrigió mi primera canción con todas las de ley; todos son amigos míos, gente que me conoce y me acuerdo de Mirza, la gran matrona quien fue durante muchos años la propietaria del Almacén Unión, en donde se reflejaba su don de gente, noble, servidora y paradigma de la auténtica villanuevera, era su almacén, el sitio en donde todos los cafetaleros se aprovisionaban a crédito y pagaban con la cosecha; incluso mi mamá sacaba a crédito para mí, aquellos famosos zapatos colegiales de marca “Grulla” y los cargadores elásticos, camisas y pantalones. Agradezco la comprensión de María Clara Olivella que entendió que fue un error involuntario, agradezco a Cao Mendoza por su preocupación para que se corrigiera este mal entendido; también agradezco a esas personas que nunca me han llamado para felicitarme por algún escrito acertado, pero en esta ocasión me llamaron a exigirme rigor en la investigación, con el mayor gusto les diré que a las dos personas las conocí desde niño solo que todos estamos expuestos a equivocarnos.

Es increíble; los directos afectados fueron muy educados al llamarme, pero otros particulares que nada tienen que ver en el asunto fueron cáusticos en sus cometarios. Claro, también hay guardianes de buena fe que saben que somos personas respetuosas y llamaron preguntado ¿Que me había pasado? es gente que me han querido antes de la fama y después de la fama. Dios los bendiga a todos gracias.

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Rosendo Romero Ospino: