Me llaman unas amigas de Cúcuta, ciudad altamente vallenatera, para preguntar por una frase de la cantante Ana del Castillo- que ellas llaman Ana del C- en el video de la canción “Sabroso” y donde dice: “Ahora si la voy a hacer boja”. Me tocó recurrir al Lexicón Vallenato de la Cacica Consuelo Araujo para una explicación vallenata más clara, dice el texto: Bojo(a) Obesa, rabicunda… “porque allá se acaba de formar un bololó tan bojo que el que asome la cara pu allá lo meten en el asunto”.
No terminé bien la llamada cuando me preguntaron que era un bololó. Les comenté que era un bojote de líos al tiempo, hasta decirles que a un político regional le decían bojote, porque allá llaman diferentes ciertas cosas. Por ejemplo cují para ellas es el mismo árbol de trupío nuestro, incluso hay un barrio, Los Cují; en Valledupar cualquiera te lleva directo donde el político Chichí Quintero. Somos los mismos, pero diferentes en palabritas.
Confieso que he escuchado poco de Ana del C, como dicen mis amigas norteñas, pero la canción “Tus ojos negros” grabada por Diomedes Díaz, su versión quedó espectacular, incluso el video “Pero que va” con Iván Villazón y Lallemand está súper, como dicen los jóvenes. Y no me provoca largarme pa’ China. De mi parte me entretengo mirándole sus senos grandes, porque como mamíferos, los genes nos indican mirar antes que oír.
Las mujeres son auditivas, los hombres visuales asegura mi amiga psicóloga. Yo lo compruebo. Los que la han visto mil veces dicen que es una fiera en las tarimas, su voz es encanto y encanta a muchos, otros dicen que es Diomedes en versión femenina, cosa que no afirmo ni niego, pues siempre me encanta es mirar.
Pero los vallenatos somos cambiantes como la política, dinámicos. Pasamos de unas palabras a otras con una rapidez asombrosa. El lunes 28 de octubre, la palabra era fraude, la siguiente trampa, y engaño, en dos horas era sorpresa y 24 horas después era catapila, precisamente una palabreja de Ana del C, en respuesta a Iván Villazón, como respuesta a Inhabilitada.
Villazón conoce algo de inhabilidades él y Lallemand fueron estudiantes de derecho. Ana del C responde con otras cosas y tiene la libertad de hacerlo. Incluso el derecho a la grosería, o mejor a la “Palabrotalogía”, ese tratado etimológico de las palabras soeces del escritor Virgilio Ortega. Estoy seguro que Anita tiene ese libro de cabecera.
Mientras las cucuteñas entienden algo del lexicón vallenato, mientras damas y hombres pulcros se rasgan vestiduras por el lenguaje de la cantante, la discusión sigue abierta. Profesionales del comportamiento proponen un tratamiento psiquiátrico, otros aseguran que lo mejor es botarle el celular después de unos tragos, algunos dicen que ella pone picante al asunto y piden hacer álbum con Dolcey Gutiérrez, rey de ése género. Hay quienes aseguran que es nieta de Peñaranda, autor de “La Opera del mondongo” en el siglo pasado.
Desde mi humilde condición de mirador, recuerdo aquella frase española, “Teta que mano no cubre, no es teta, es ubre”.
Que cada quien respire como quiera, no olviden que estamos en tiempos de empalme y cualquier celular hackeado puede ser la hecatombe. Y Ana del C… Ahí.