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Francisco y sus retos

Por: Jacobo Solano Cerchiaro

El momento que atraviesa la iglesia es bastante difícil como lo reconoció el Papa saliente Benedicto XVI, la institución está inmersa en una lucha de poderes, escándalos con sus sacerdotes y el éxodo de fieles en todo el mundo, que cada día se propaga por el inconformismo que han generado las actuales prácticas. La llegada de Francisco, el primer Papa latinoamericano marca un curso distinto. En sus primeras salidas revela ser un hombre modesto y bastante carismático, que se preocupa por los necesitados, su frase batalla lo sintetiza todo, quiero una iglesia pobre para los más pobres, ojalá así sea y se acabe la serie de prerrogativas con la que viven muchos religiosos en el vaticano, enviando un mensaje negativo a un mundo envuelto en un sinnúmero de problemas de todo tipo.

Pero ¿Por qué la iglesia franquea tan espinosa circunstancia? porque siguen anclados en el pasado y no le han dado la cara a los escándalos que han surgido en el mundo y que los hacen ver como cómplices. Incluso 12 de los cardenales que participaron en el conclave que eligió a Francisco, están señalados por no haber actuado cuando recibieron denuncias acerca de sacerdotes pedófilos. La iglesia no puede pretender dominio absoluto, por el contrario, tiene el deber de aceptar que la sociedad es plural y es ella misma la que, de manera democrática, debe organizarse, no son las instituciones religiosas las que dictan en qué consiste el bien y cuál es la verdad que se ha de imponer.

Es forzoso debatir cuestiones tan serias como el aborto, el matrimonio entre homosexuales, la igualdad de la mujer, etc. Una institución religiosa ha de pronunciarse claramente acerca de todos los temas, sobre lo divino y lo humano. Pero no puede pretender imponer un ordenamiento jurídico. Hay que flexibilizar la doctrina para reconciliarse con el mundo moderno, la iglesia es de las pocas organizaciones que no admiten cambios y no comprenden la evolución de la sociedad actual. Les corresponde examinar la posibilidad de que fuera de la iglesia también hay salvación y que existe un mundo que evoluciona inevitablemente.

Las prioridades de la iglesia deben estar basadas en el respeto a las diferencias y enfocada a la erradicación del hambre y la miseria en el mundo, es ahí donde hay que trabajar, y parece que el nuevo papa Francisco así lo cree, otra cosa es que se lo permitan, dejando de lado el manejo político. Es urgente la recuperación de la unidad y mirar un solo camino; los fraccionamientos, que llevaron a la dimisión de Benedicto XVI, están acabando una organización con muchos fieles que buscan otras opciones.

Hay que tener en cuenta que toda religión funciona con base en reinterpretar tradiciones antiguas, fuentes escritas u orales, si no sería repetir y entonces se ahogaría el espíritu. El gran reto del nuevo Papa es poner sobre la mesa todos estos temas para que volvamos a creer en una institución que respetamos y a la cual le agradecemos lo que ha hecho por la sociedad, pero que también se ha visto tocada por el pecado.

Estocada: En mi columna pasada Salvar el Vallenato confundí a Martín Elías con Iván Villazón que fue el que grabó el paseo llanero, ofrezco mis disculpas.

 

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