“Yo vi tocar a Santander Martínez, a Lole Brito y Francisco El Hombre…”. El aparte transcrito corresponde a la canción titulada ‘El cantor de Fonseca’ de la autoría de Carlos Huertas, que fue incluida por Los Hermanos López con Jorge Oñate en el LP así titulado, cuyo lanzamiento lo hizo la disquera CBS en el año 1973, la cual hemos recordado a propósito del tema que ocupa nuestra atención.
Hemos seguido con detenimiento, en silencio y con mucha preocupación la vorágine de chismes y consejas que circulan en toda La Guajira con relación al futuro supuestamente incierto del Festival Francisco El Hombre, y aunque me ha sido imposible saber cuál es el problema de fondo en cumplimiento de nuestro deber de aportar un granito de arena en la defensa del certamen por constituir ya patrimonio intangible de todos los guajiros, que no se debe dejar morir así, como han muerto muchos otros certámenes y tradiciones en el peninsular departamento, por mezquindades, chismes y egoísmos.
Quienes nacimos en esta tierra bendita, todos deberíamos leer la obra titulada ‘Pancho, un pueblo que desapareció en La Guajira’, para que se den cuenta cómo una imprudencia de borrachos acabó con ese que era el pueblo más promisorio de la región. Tampoco podemos olvidar que un disparo de un tipo sin oficio cambió el 9 de abril de 1948 el rumbo de Colombia, igual sucede en todos los escenarios de la vida en sociedad, nos autoflagelamos, algunos nada aportan pero son expertos en destruir, desperdician los esfuerzos que se requieren para sacar a La Guajira del hueco, buscando como acabar lo que hizo el otro, con el agravante que encontramos racimos de gente que nada les importa incendiar el pueblo para esconder el robo de una gallina.
Aunque hay cosas del Festival que chocan de frente con mi agrario gusto musical es justo reconocer que el mismo se despojó hace rato de los pantalones cortos y camina ya solo y con pantalones largos, que se ha constituido en cita anual obligada del turismo nacional e internacional punto vital para mover la economía formal y el rebusque en todas sus modalidades, lo que impide que en muchos hogares humildes duerman los perros en los fogones al medio día, razones de peso para que se le brinde todo el apoyo ciudadano e institucional en la tarea de visibilizar y exaltar nuestra música vallenata, la más emblemática y bella de la nación.
Hemos visto a Ruth al frente de buques que han enfrentado los embates de bravísimas tormentas más ruines y letales y siempre los ha llevado a puerto seguro, esta vez no creo que sea la excepción, es cuestión de que la dejen actuar, y si la dejan hablar convence, su mayor patrimonio son sus relaciones y su carta de presentación su limpia trayectoria, ese es un buen punto de partida, los demás, tenemos que empujar, en esto todo mundo se necesita y quien se excuse no hace falta, nuestros coterráneos que no le ven gracia a esta fiesta pueden tomar distancia, pero si se quedan no estorban, a la eterna joven hay que rodearla y rodear esa criatura “bien criá” que es el Festival en honor al ilustre galanero que no solo derrotó al diablo sino a los especuladores de la historia, que intentaron infructuosamente despojarlo de los huesos y la carne para convertirlo en mito guajiro, mi abuelo me enseñó que quien no cela lo que tiene no tiene nada.