El lunes anterior, yo y mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan quedamos -nuevamente- petrificados, cuando leímos el titular del periódico El Espectador: “¿Otro Dabeiba? Los falsos positivos que yacen en un cementerio de Valledupar. Los casos involucran al Batallón La Popa”. Así de escueto y espantoso.
Es un titular que involucra infamia, rabia, dolor, tristeza e infelicidad, una adversidad llena de horror y putrefacción humana. Ese titular tan exacto, para describir de una, que aquí en Valledupar también cesó la irracionalidad de los falsos positivos en el cementerio de mayor “abolengo” de la región. Dice el periódico: “Al igual que en el cementerio de Las Mercedes en Daeiba (en donde exhumaron más de medio centenar de cuerpos humanos), el camposanto Jardines del Ecce Homo en Valledupar tiene una fosa común con al menos 500 cuerpos, algunos de ellos víctimas de falsos positivos”.
El periódico se mete en los tuétanos de la verdad y encuentra que hay más horror que en la película “Annabelle Comes Home”. Ese común denominador de falsos positivos en Colombia lo vivieron centenares de familias en el Cesar, en cada pueblo, como en Altabique, pueblo de mi novela: Los Hijos en el Monte.
Ese paso de la historia ciñe a Colombia en la barbarie humana. Bien lo refiere Manuel Zapata Olivella en su célebre frase: “Muchos de ellos, por complacer a tiranos, por un puñado de monedas, o por cohecho o soborno están traicionando y derramando la sangre de sus hermanos”. Se vendieron para asesinar a la gente.
Afirma El Espectador que “Contactó a varias familias que saben que los restos de sus seres queridos, ejecutados extrajudicialmente, están en jardines del Ecce Homo, pero ninguna autoridad les ayuda a recuperarlos y no cuenta con medidas cautelares de la JEP. la fiscalía afirma que en una fosa común habría entre 450 y 500 cuerpos”.
Agrega que “El país vio cómo, la semana pasada, la Jurisdicción Especial para la Paz exhumó 54 cadáveres en el camposanto Las Mercedes, de Dabeiba (Antioquia), que corresponderían a víctimas de ejecuciones extrajudiciales o “falsos positivos”, según informaciones de integrantes del Ejército. Esa realidad, reflejo del horror y del exceso de las armas, podría extenderse a múltiples cementerios del país que tienen bajo tierra miles de víctimas más. Algunos están en la mira de la JEP —que ha dictado medidas cautelares para su protección— y otros donde solo los familiares de las víctimas parecen buscar justicia y salvaguardar la memoria.
Es el caso de Jardines del Ecce Homo, en Valledupar (Cesar). Varias familias sí saben que los cuerpos de sus seres queridos, ejecutados extrajudicialmente, están en dicho camposanto. Específicamente, en la fosa común n.° 7, ubicada en la parte posterior izquierda del cementerio. Allí reposan entre 450 y 500 cuerpos, según estableció la Fiscalía en 2016 ante el Tribunal Superior de Valledupar”.
Ahora no hay plata para identificar a los muertos, tampoco hay una ley que ordene entregar los cuerpos y mucho menos hay dinero para indemnizar a los familiares.
Muchos recuerdan en Codazzi aquella medianoche del 23 de septiembre de 1996, cuando un grupo de hombres con camuflados, con sofisticadas armas de corto y largo alcance y en carros de doble cabina irrumpieron al pueblo. Varios familiares de las víctimas aseguran que “con la complacencia de las autoridades civiles, militares y de Policía ingresaron abruptamente a las casas y sacaron de sus camas a por lo menos 15 personas y luego los asesinaron en zona rural. También fueron falsos positivos. Hasta la próxima semana. tiochiro@hotmail.com