El encuentro con la espesura de la montaña, la melodía de los ríos que descienden de esa pendiente, el aspecto colonial y renovado del centro histórico de Valledupar, el coqueteo del brillo de las nieves perpetuas de la sierra nevada, mujeres musas, el olor a naturaleza y las manos de hombres y mujeres del campo, motivan inspiración para narrar historias costumbristas revestidas de rima y naturalidad ancestral y autóctona, interpretada en principio con instrumentos nativos, posteriormente fortalecida con la aparición del acordeón, para darle forma al folclor vallenato: sin falsas modestias el de mayor importancia en Colombia.
No ha sido fácil transcender para el folclor vallenato, son largos los caminos surcados, pedregosos y polvorientos, inclusive, por extraño que parezca resistió el descrédito de zonas inexpugnables fundadas por las elites nacientes. Sin embargo, raudos continuaron nuestros juglares escribiendo historias musicales con mensajes cotidianos y generosos, primaba el interés de los cultores de poesía y del escritor contador de historias, conservando la nobleza y estirpe campesina, pero con la esperanza de lograr complacer y enamorar. Ni siquiera la habitual aparición del astro luminoso mitigaba los deseos del intérprete, no importaba la inclemencia climática, la hicieron propia para ofrecer versos por doquier, sin distingo como muestra perenne de gratitud.
Es normal que los avances y cambios definidos como modernidad musical hayan tocado los linderos de la música vallenata, no es por suerte que nuestro folclor sea galardonado en los Premios Grammy Latino. Sin embargo, el Festival de la Música Vallenata mantiene la originalidad de folclor, a través del espíritu del concurso que con notas auténticas en la interpretación de los cuatro aires (Merengue, Paseo, Son y Puya) corona como rey vallenato al mejor acordeonero. Mantener la esencia folclórica debe ser una consigna inmarcesible que carga sobre sus hombros la Fundación del Festival de La Leyenda Vallenata. A pesar de estos preceptos el subjetivismo asoma en la música indistintamente del género creando comparaciones, incluso soslayando los gustos, la época y las edades, por lo tanto, debemos asimilar que la música no involuciona, mucho menos ante la exigencia de la industria discográfica.
En conjunto, el folclor vallenato es una marca que identifica a Colombia en el mundo. El ingenio y talento para cantar, componer y tocar el acordeón, caja y guacharaca es imperecedero, brotan como lo hace el río Guatapurí de las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta. El marco de la Economía Naranja debe trascender del concepto descrestaste, para concretar el desarrollo del proceso industrial, a partir de la acción conjunta entre las condiciones creadas por el estado y las capacidades del emprendedor con su ingenio. En Valledupar, sobra el talento y las ganas por emprender, pero están pendientes la estructuración en infraestructura y elementos que fortalezcan la ventaja comparativa de nuestro folclor vallenato.
@LuchoDiaz1