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Fin del Estado, bienvenido el mercado

Desde las épocas de la colonia y luego de los procesos libertarios de los territorios de América controlados principalmente por Inglaterra, Francia, España e Italia, todos tenían el mismo objetivo, ser libres y soberanos sin tener que depender o estar bajo control de las entonces potencias, y aunque está escrito en la historia que somos libres y soberanos la realidad dista mucho de lo que los libros de historia nos vendieron; veamos. 

El mundo ha atravesado por varios procesos durante los últimos cuarenta años que han reconfigurado la geopolítica mundial y de paso el mapa mismo de Europa y de África; por ejemplo, la caída del muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética, la guerra de los Balcanes que llevó a la destrucción de Yugoeslavia y por supuesto lo que pase con la guerra de Ucrania y Rusia que también moverá el tablero geopolítico de Europa del este y la influencia de Rusia en la región; entretanto, América mantiene la configuración física de sus territorios al menos en el mapa; es decir, no ha cambiado en el último siglo salvo la separación de Panamá de Colombia, lo demás sigue igual, pero la enorme influencia de Estados Unidos sobre la región se mantiene intacta y las relaciones diplomáticas de los países del llamado  hemisferio occidental se basan exclusivamente en mantener una absoluta e irrestricta relación con el coloso del norte; sin embargo, este proceso va mucho más allá de la relación entre gobiernos para enfocarse en asuntos netamente comerciales donde Estados Unidos pone la agenda y sus “socios” la cumplen, pero siempre a favor de sus intereses. ¿Es esto malo? Pues depende.

Tener un socio millonario que te dé la mano es lo mejor que te puede pasar puesto que en aras de ganar mucho el socio invierte más y por el efecto económico de derrame recibes más; sin embargo, en la práctica no sucede así debido a que nuestro principal socio aplica lo que coloquialmente conocemos como la ley del embudo pues basta mirar los resultados en términos de beneficios de la relación entre Colombia y Estados Unidos medido por la balanza comercial para concluir que esa ley aplica perfectamente en este caso; por ejemplo, USA recibe el 70 % de las exportaciones del total que hacemos hacia nuestros socios comerciales del mundo, y según datos del DANE (Departamento nacional de estadísticas) la balanza comercial del país es negativa en la última década, por ejemplo, las exportaciones en 2012 fueron de US 60.125 millones y las importaciones fueron de US56,102 con una balanza positiva de US4.023 millones, mientras que en 2022 la balanza cayó a US – 14.536 millones, de lejos se nota que esta relación no va bien ni mejorará.

Pero como si fuera poco, el nuevo multilateralismo está encaminado a formar bloques económicos cada vez más reducidos, la Unión Europea, Mercosur, NAFTA, el Pacto Andino, la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), el mercado común Centroamericano (MCCA) y por supuesto no perdamos de vista lo que China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica construyen desde su alianza BRICS, ésta última busca separase por completo de USA quien a través de todos los mecanismos ejerce presiones, competencia desleal, sabotaje y en muchos casos chantaje comercial y todo porque el sistema económico mundial está sustentado bajo legislación que favorece primeramente a los Norteamericanos y en segundo  lugar a la zona Euro, un ejemplo de ello tiene que ver con la influencia de ambos bloques en la OMC (Organización mundial del comercio), el control de USA en las transacciones financieras (Sistema Swift) y por supuesto su poderío militar que no duda en usar cuando sea necesario.

Algunos juzgarían como extremo si afirmo que el país del norte no nos ve como un socio comercial estratégico de igual a igual, es decir, dos estados soberanos independientes negociando condiciones que los beneficien a ambos, sino que nos ven como su patio trasero donde incluso se bota lo que ya no sirve, si esto les parece exagerado échese una pasadita por el ultimo tratado de libre comercio (TLC) impulsado desde el gobierno de Álvaro Uribe y firmado en el de Juan Manuel Santos, Colombia le compra a Estados Unidos lo que ningún país del mundo estaría dispuesto a importar; sin embargo, no todo es malo, se rescatan aspectos favorables para nosotros que ahorita no recuerdo, pero de que los hay, los hay.

Por Eloy Gutiérrez Anaya.

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