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Filosofía política. Los liberalismos (III)

Continuación. Situación temporal: La de las primeras tribus humanas. Imaginémonos siendo parte de ellas. Necesitamos resolver pacíficamente o por la fuerza, los primeros conflictos humanos de intereses.

¿Nuestra actitud debe ser racional, constructivista, o, por el contrario, violenta? Aquí optamos por una actitud racional, esto es, liberal, para resolver los problemas sociales.

Antes de seguir adelante, debemos identificar si el liberalismo es una filosofía política diferente de las teorías económicas. Además, preguntarnos si tales asuntos son una ciencia, ya que en ese caso no tendríamos que discutir mucho, pues todo estaría claro y transparente.

Por otra parte, podemos afirmar que es difícil hacer una separación tajante de dichos conceptos en el sentido de que ambos sostienen, como propósito común, tanto la apertura política como la libre competencia de los mercados.

Otra cuestión que deseamos despejar es la siguiente: las ideas de libertad y de derecho.
Los tratadistas sobre el liberalismo de la escuela clásica anteriores al siglo XIX, habían considerado la idea de libertad en sentido negativo, es decir, que la libertad de una persona no podía interferir la libertad de otra; y la idea de derecho, igualmente en el sentido negativo, esto es, que el derecho de una persona no podía interferir el derecho de otra.

Pero a partir de dicho siglo la cuestión cambió, en el sentido de considerar tanto la libertad como el derecho, en sentido positivo, lo cual quiere decir que el titular de la libertad o del derecho puede exigir las condiciones jurídicas necesarias que le permitan el ejercicio de su libertad y de su derecho.

Un ejemplo aclara este asunto. El derecho al trabajo. En una visión negativa una persona tiene derecho a trabajar y no puede interferir el derecho a trabajar de otra persona. En cambio, en sentido positivo, una persona tiene derecho al trabajo, lo que implica la obligación que tiene otra persona, privado o Estado, de otorgarle un trabajo.

De esta manera podemos observar cómo el liberalismo clásico y consiguientemente su Estado, se ha venido modernizando desde uno respetuoso de las libertades y derechos negativos hacia otro, incluyente y garantista de las libertades y derechos en sentido positivo.

Por Rodrigo López Barros-rodrigolopezbarros@hotmail.com

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