“…Hoy quiero hablar de la Economía Naranja y la importancia del trabajo en equipo para materializar ideas con impacto social, el Gobierno Nacional viene impulsando esta estrategia económica con la que quiere que todos los ciudadanos colombianos se vinculen al grupo de generadores de riqueza a partir de ideas creativas y culturales, las cuales se pueden relacionar con las artes escénicas, las artes en general, el turismo, las artes visuales, el diseño, la publicidad el desarrollo de software y más…” Así inició su discurso una pequeña niña, María Natalia Palacios Amaya, en el concurso de oratoria, en el que el tema obligado era la muy de moda Economía Naranja.
Ocurrió en la Fiesta Literaria de Fisher School, que incluyó además, concurso de poesía con el tema Cuidemos a la Naturaleza y el ya tradicional concurso de cuentos que, por la generosidad del colegio lleva mi nombre desde hace ocho años. Es una fiesta llena de ternura, por los pequeños participantes y de asombros por lo que son capaces de hacer con el poderoso instrumento que es la palabra.
Quiero aclarar, para una amiga que no ha podido asimilar el porqué de la Economía Naranja en esta Fiesta literaria, que la oratoria y la declamación ya no se enseñan en los colegios. Están cuesta abajo con peligro de desaparecer. Consciente de ello, Seguros la Equidad, que por más de una veintena de años, promueve un concurso estudiantil de oradores y el Cesar se ha distinguido por ganarlo varias veces a nivel nacional e internacional, este último con el inolvidable triunfo de la jovencita, estudiante del Gimnasio del Norte, Stephanie Martínez que ganó en Perú, con el tema: El cooperativismo.
El proceso comienza con el tema que escoge la aseguradora La Equidad y lo distribuye en todos los colegios del país, siempre actual, este año, ya lo dije, es la Economía Naranja. A los niños escogidos para representar a su claustro se les imparten seminarios sobre el tema, luego participan en el ámbito departamental, después en el regional en Barranquilla; y, si pasan, van a enfrentarse con estudiantes disertantes de colegios de distintas regiones del país, en Bogotá; los ganadores o el ganador van al país indicado para competir por el premio internacional.
Allí, en Fischer School, estuvimos como parte de un jurado integrado por distinguidas figuras de la literatura, la docencia y el periodismo. Tarea grata si se tiene en cuenta que los participantes son niños de primero a octavo grado que se adueñan de la tarima y ante un nutrido público de padres de familia emocionados y de invitados llenos de asombro ante el desparpajo de los participantes que se atreven a abordar temas que a simple vista parecen para adultos, se vive un festín de creación y uso correcto y creador de la palabra.
Por razones de espacio no me puedo extender solo dejar constancia de cómo otra participante en oratoria, la pequeña Gabriela Díaz Ballestero, remató su discurso sobre la Economía Naranja, asegurando: “…les quiero decir que cuando yo sea grande quiero ser una empresaria creativa y ya desde mi colegio me están enseñando cómo hacerlo, me están enseñando el trabajo en equipo y a ser indicadora y creativa para participar en espacios como la Feria Empresarial y el Festival de Literatura que se realizan en este mi colegio…”.