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Fidelina

En Valledupar siempre será más interesante en términos de las tradiciones la gente del común, por eso cuando uno de ellos muere desaparece una parte de lo que somos.  Lamentable el reciente fallecimiento de Fidelina Redondo Gámez, guardiana de los buenos dulces que se hacen en nuestra ciudad y de otras delicias culinarias que endulzan el paladar de los residenciados acá y de los que vienen a Valledupar de otras partes del país e incluso del mundo. Más aún, sí un detalle de los hechos en Valledupar gustaba o gusta en otras latitudes, son precisamente los dulces de Fidelina, por su calidad en el sabor y su excelente presentación.      

Muchas veces desde lo público y conocedores del tema hablan de conceptos como el emprendimiento y de impulsar la creación de microempresas y los muestran como una novedad; pero la realidad es que la iniciativa privada de personas naturales y de tradiciones familiares es la que logra presentar muchos de los verdaderos ejemplos a imitar en cuanto a pequeñas empresas.  Fidelina Redondo Gámez, aprendió el arte de la culinaria de su madre y lo potencializó durante años. ¡Qué ejemplo de mujer!, de emprendimiento y de microempresa familiar. Un establecimiento de comercio, que aunque no es ostentoso está muy bien presentado que funciona en lo que es o era la residencia de Fidelina, además una casa familiar bonita a la que da gusto llegar.  

Los productos de Fidelina, en términos de calidad, no necesitan presentación, ellos se presentan solos; los tradicionales dulces de la región, en variados sabores y con una presentación que hace que ellos también se vendan solos. Calidad y buena atención al cliente, eso encuentra uno donde Fidelina, el buen trato a quien llega a comprar el producto.  Los ponqués de Fidelina y más.  

En Fidelina se ve, que la microempresa creció y no se quedaron pensando en la sola tradición; Fidelina es emprendimiento, del de verdad, la casa donde inicio la empresa familiar mejoró y de paso la presentación del negocio, se prepararon varios de los miembros de la familia e incluso diversificaron su ejercicio con la prestación de servicios complementarios a la culinaria. También se ve que tecnificaron la actividad y crearon procedimientos internos. ¡Insisto Fidelina, es un ejemplo de mujer!  

Seguro Fidelina como establecimiento de comercio y como microempresa seguirá con más vigencia aún después de la muerte de Fidelina, ella se ve que creo unas bases, lo consolidó. Pero es claro que cada vez que muere una Fidelina una parte de Valledupar se va con ellas.  Pero lo bueno es que son personas comunes y corrientes ejemplares que con su trabajo, con su actitud y con las tradiciones le han dado identidad a Valledupar.

Gracias Fidelina.      

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Jose Antonio Soto Murgas: