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Festivales vallenatos que no pagan premios

En el trabajo de investigación adelantado por el Ministerio de Cultura que dio como resultado el Plan Especial de Salvaguardia para la Música Vallenata Tradicional del Caribe Colombiano, publicado hace cuatro años, se evidenció la realización de más de cincuenta festivales vallenatos en distintas ciudades y poblaciones del país; es muy probable que veinte o quince años atrás ese número fuese muy superior; pero también es casi seguro que hoy debe haberse reducido ostensiblemente el número de estos eventos y les aseguro que las dos principales causas son la falta de apoyo económico y el no pago oportuno de los premios a los participantes.

Cada año nacen festivales vallenatos en distintos municipios de Colombia, pero así como nacen también mueren, sin dolientes, y estos en la mayoría de los casos se realizan por gestiones particulares de uno o varios amantes de esta música que en actitud quijotesca pretenden aportar su granito de arena en la difusión y preservación de este folclor, pero que al no encontrar el apoyo que sueñan, bien sea de la empresa privada o de autoridades estatales, terminan tirando la toalla.

Entre los problemas identificados por el PES se encuentra la poca importancia que se les termina dando en los Festivales Vallenatos a los concursos y a los participantes que al final son la materia prima y el objetivo principal de estos eventos, y estos son desplazados por las agrupaciones invitadas que son contratadas para los espectáculos centrales y a quienes se les pagan sumas exorbitantes, incluso en algunos casos en detrimento de los premios de los concursos, que dicho sea, en la mayoría de los festivales o no se pagan o en el mejor de los casos no se pagan completos.

Hay una queja recurrente de los cultores del vallenato tradicional, compositores, verseadores, acordeoneros, cajeros, guacharaqueros y cantantes, y es del trato que reciben en algunos festivales, en los cuales son relegados y no se les otorga la importancia y atención que merecen; en ocasiones ni les permiten ingresar a los eventos principales, salvo cuando tienen que participar.

¿En cuántos y en cuáles festivales aún les deben premios a los participantes, incluso después de años de realizados?

Flaco servicio le hacen estos festivales a nuestra música al dejar de pagar los premios a los participantes y al no darles el trato preferencial que merecen, porque esto desestimula a quienes son los cultores y principales benefactores de las políticas y medidas que propugnan por cultivar, preservar y promover el vallenato raizal y autentico.

Ya es hora de que nazca una organización encargada de poner fin a estos problemas y de establecer regulación y control sobre aquellas personas u organizaciones que, con el loable propósito de contribuir en la salvaguarda de nuestros valores culturales, se aventuran a crear y organizar festivales vallenatos que a la postre le hacen más daño que bienestar al folclor.

Por Jorge Nain Ruiz

 

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