Cuando nacieron los festivales de música vallenata en Colombia, es decir, a mediados del siglo pasado, convivían festivales y casetas o bailes populares en las ciudades y poblaciones donde se realizaban este tipo de eventos; pero esto ocurría en escenarios y locaciones distintas. Me explico: en la plaza o parque del pueblo se realizaba lo que llamamos festival, es decir los concursos, cuyo ingreso siempre fue totalmente gratuito; mientras que los bailes populares, casetas o verbenas se hacían en recinto cerrado y de carácter privado en el que todo el mundo pagaba su ingreso.
En el día y la primera parte de la noche, el público se conglomeraba en el parque, tipo 9 o 10 de la noche este evento gratuito se terminaba y se iniciaban las casetas donde empresarios privados contrataban a los artistas reconocidos del momento.
A finales del siglo pasado a algunos organizadores se les ocurrió que tanto concurso como baile popular o comercial podían hacerse en un mismo lugar y allí es donde nace y se posiciona la fusión entre los concursos y el baile comercial. Todo en el parque principal de la población, los artistas invitados que amenizan la fiesta ya no son contratados por los empresarios particulares de las casetas, sino por los alcaldes municipales, y los bailes nocturnos son casi en su totalidad gratuitos, salvo por algunos pequeños encerramientos cerca a tarima que llamaron zona VIP.
Recientemente han nacido los conciertos en lugares especiales o escenarios deportivos acondicionados especialmente para la ocasión que conviven con algunos festivales vallenatos.
Uno de los problemas graves que se viene presentando en muchos de los festivales vallenatos del país es que los bailes comerciales y los artistas invitados acaparan la atención del público y de los organizadores, a tal punto que los concursos han pasado a segundo plano. Estos se realizan en horarios en los que nadie los ve ni los escucha, con un sol inclemente que muy pocos los soportan, mientras algunos artistas de la parrilla exigen que su presentación sea temprano.
He sido testigo de concursos de acordeoneros que ya en una final no pueden interpretar los 4 aires vallenatos porque un conjunto comercial invitado los desplaza y los bajan de la tarima, e inclusive ya he visto que en varios festivales se han cancelado algunas rondas de concursos programados, para darle prioridad a las agrupaciones de la parrilla del baile popular. Dicho de otra manera, el baile popular en el parque principal se está tragando la columna vertebral y la razón de ser de la fiesta que es la parte cultural y folclórica.
Afortunadamente ha iniciado un movimiento de empresarios artísticos privados que le quiere quitar el negocio a algunos alcaldes y regresar a montar conciertos en estadios para desligarlos del evento cultural y folclórico; se me ocurre que en cada municipio se exija a los empresarios que entreguen al pueblo en plaza pública y completamente gratuito una muestra de las presentaciones de los escenarios privados. Ojalá entre todos le busquemos solución a esta encrucijada.
Colofón: es triste para nuestro acervo cultural que muchos festivales vallenatos organicen conversatorios, seminarios y conferencias sobre temas importantes de nuestro folclor y recintos pequeños se vean desocupados, solo porque lo único que nos llama la atención en estos eventos es la fiesta o parranda nocturna y el consumo desmedido de bebidas alcohólicas. Entre tanto, uno se pregunta si las autoridades locales están implementando algún tipo de estrategias para cumplir con los compromisos institucionales en pro de nuestro amenazado patrimonio cultural.
Por: Jorge Nain Ruiz Ditta