Ya no importa -ni aun en puro ejercicio escolar- el origen del Festival, porque el apólogo de la Leyenda Vallenata resulta inasible luego que se lleva a cabo desde el año de 1967 un evento trasunto exacto de la cultura y folclor vallenato: la música vallenata. Hoy incluida en el listado de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El Festival absorbió la leyenda o mejor nunca esta ha sido trascendente, si es cierto, que circunstancialmente solo había que alcanzar un nombre sonoro para organizar un certamen alrededor del acordeón, la caja y la guacharaca. Esto es lo que ha trascendido, la idea genial -en todo caso- de organizar un masivo evento del género musical, el vallenato, que se construye a partir de “la realidad y la cotidianidad”.
Tanto es así que en el año 2002 se declaró el Festival de la Leyenda Vallenata, Patrimonio Cultural de la Nación a través de la Ley 739 de ese año. Y ahí legalmente se dispuso honrar la memoria de la exministra de cultura Consuelo Araujonoguera por su “constancia, tenacidad, inteligencia y lucha a favor de la cultura caribe colombiana y, en especial, de la cultura y el folclor vallenato”.
También tiene soporte normativo, en la referenciada Ley 739, el diseño y construcción del Gran Parque de la Leyenda Consuelo Araujonoguera y en su interior la Escuela de Música de Talentos Vallenatos ‘Rafael Escalona’.
La persona jurídica de derecho privado, la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, es la entidad cultural encargada de operar desde el año 1986 el Festival. La Fundación FLV es una organización civil, de la especie sin ánimo de lucro. Esto último, una vez más se recalca, significa elementalmente que los eventuales excedentes que logre al finalizar cada año de ejercicio social, no se reparte entre sus asociados, sino que se reinvierte en su objeto social que lo es:
(1) Defender, investigar, fomentar, cultivar, conservar, divulgar y promocionar la música, el canto, en todas sus modalidades, versos, coplas, décimas, piquerías y melodías de las canciones vallenatas, (2) Defender las tradiciones, leyendas, mitos, historias, relatos, cuentos, ensayos, obras artísticas de toda índole inherentes a la cultura vallenata en general, dentro y fuera del país, como manifestación inmaterial, espiritual, intelectual y emocional, que comprende un modo de vida, sistema de valores, tradiciones y creencias.
Las líneas de tiempo anterior, esto es entre 1967 y 1986, ponen de presente que, por 19 años, el Festival de la Leyenda Vallenata, estuvo operada por entidades territoriales (Gobernación y Municipio de Valledupar) y desde aquella última fecha, o sea, hace aproximadamente 31 años, lo organiza y opera de manera ininterrumpida y ordenada la Fundación FLV.
La Fundación FLV no tiene socios, ni accionistas, sino asociados. No es una sociedad comercial o mercantil. No origina utilidades, sino eventualmente dividendos al concluir cada año un ejercicio social. Todo esto último es lo que genera las mezquinas confusiones conceptuales, porque al organizar el evento del Festival de la Leyenda Vallenata, lleva a cabo un espectáculo público y puede lograr ganancias o beneficios económicos y en ese propósito asume la condición de empresario o productor de espectáculos públicos de las artes escénicas (Ley 1493/11) sin que pierda su condición de asociación sin ánimo de lucro.
Serio y juicioso Rodolfo Molina Araujo, preside la Fundación FLV y con la Junta Directiva promueven mancomunadamente la organización y operación cada año del Festival. Aplausos para todos, por su encomiable trabajo. Hacen bien la labor. En libertad de pensar, se les felicita y se les critica, aun con declaraciones radicales. Normal en la especie humana. Prudencia y tolerancia.
Por Hugo Mendoza Guerra