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Feliz fin de año y rectitud en los siguientes

Esta es mi última columna de este año 2018, cuya duración pareciera fue de curso más rápido de lo habitual. Menos mal, porque de veras, el 2018 ha sido un año desdichado para muchos países y sus pobladores, entre los cuales está el nuestro, aunque su gente es inteligente y luchadora, historialmente ha tenido el infortunio de permanecer gobernada por dirigentes y líderes sin principios éticos, por ende, carentes de valores morales. En consecuencia, Colombia es uno de los países del mundo donde hay más desigualdades.
El ferviente deseo de la gente sensible y decente es que hagamos todo el esfuerzo posible, para que pasemos felices el resto del año 2018, que tantos malestares nos ha deparado; sin embargo, no todo se ha perdido porque lo único irreversible es la muerte y los que estamos vivos, si aspiramos a que nuestras futuras generaciones pasen la vida en mejores condiciones y con mayores oportunidades para seguir progresando, en el próximo nuevo año y en los siguientes debemos actuar con rectitud en todas las responsabilidades que nos correspondan.

Si no cambiamos el actual comportamiento, el legado que le dejamos a las nuevas generaciones es el cataclismo de las guerras, en las cuales prolifera la muerte, esas dejémoselas a las enfermedades y a los desastres naturales, que son suficientes para mantener el equilibrio universal, sin dejar rencores ni polarizaciones que generalmente son interminables.

Ya es hora de dejar las actuaciones mentirosas, que a menudo vemos en las reuniones de nuestros congresistas, quienes en sus otros andares solo les interesa el logro de sus ambiciones personales, sin importarles el desmedro de sus semejantes y tampoco del país.

Hoy estaremos pendiente de la decisión sobre la escogencia del fiscal ad-hoc, quien remplazaría al fiscal general en lo concerniente a los sobornos de Odebrecht para obtener la construcción de la ruta del sol II, que comunica el interior del país con la costa atlántica. Si la Corte Suprema de Justicia rechaza la terna enviada por el presidente Iván Duque, la polarización de nuestro país se aumentará. Me imagino el revuelo de los medios. Si elige a alguno de los ternados, la situación será igual o peor.

Los magistrados de la Corte Suprema de Justicia deben ser correctos en su decisión, como lo ordena la Constitución Política del país y demás leyes concernientes. Los tres poderes de Colombia son autónomos y en ellos debe prevalecer la imparcialidad.

Para la mayoría de la población de Colombia y de otras latitudes, los tres componentes de la terna hacen parte de la clientela del partido Centro Democrático, el mismo del Presidente de la República, por tanto, la Corte Suprema de Justicia debería rechazarla. De lo contrario el poder ejecutivo se convierte en arbitrario, en la Fiscalía seguiría mandando, Néstor Humberto Martínez Neira, mejor dicho, Luis Carlos Sarmiento Angulo, y el presidente Duque seguirá con el remoquete de títere, manejado por el expresidente y senador.

Por José Romero Churio

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