“Siempre el 24 de Junio a eso de la cinco de la tarde
la procesión del Bautista esta en la calle,
va el padre diciendo salve por la calle del embudo”
San Juan del Cesar fue fundado el 24 de junio de 1701 por el sargento Félix Arias. Inicialmente fue habitada por familias de origen francés, italiano, español, portugués, alemán, turco y africano, dando así paso a la raza étnica blanca, mestiza y mulata, llamada comúnmente provincia o vallenato, que conformó su asentamiento a orillas del río Cesar.
El Pueblo de mujeres hermosas y paisajes seductores se prepara desde hace varios meses para realizar sus fiestas patronales de San Juan Bautista, con una programación variada que incluye actos religiosos, culturales y deportivos.
El San Juan del ayer
Es una historia la cual todos conocemos, pues inmensamente la vivimos al escuchar de nuestros abuelos las arcaicas anécdotas que reafirman que bello era todo. Ellos son el vigor del ayer porque aún confundidos en los recuerdos pueden vislumbrar alforja centellantes oscilando en las tinieblas de los prados, cuales se anexan el titiriteo de luciérnagas que engalanan la noche. Y perturbando por el gran rumor de los sueños aún pueden escuchar a media noche, la plegaria de un trovador enamorado.
Infortunadamente el tiempo apresurado ha venido borrando aquellas costumbres dejándonos solo el consuelo de adormecernos, escaseados en meditaciones infinitas de aquellos tiempos. Y la esperanza de soñar una noche de estas que aquella bella e imprescindible historia se ha repetido en los contornos de estos parajes.
Temblorosos recuerdos, relatados por la memoria trascendental, turban la percepción de hoy, cual navegante errante en la ambigüedad sobre esas sublimes calles inundadas de añoranzas, de sueños y de toda fertilidad de gloria.
Invencibles son las construcciones históricas sanjuaneras que han resistido, con viril tolerancia el paso firme de los años cargados de lucha e inexorable constancia. Son las entrañas del pasado, de hoy exoneran la virtud en el espíritu sanjuanero a través de gloriosas generaciones.
Cuentan quienes están ya cansados de vivir y han convivido en San Juan la fantasticidad que produce meditar instantes de aquel tiempo, donde en el pensamiento se enlazan las corrientes frenéticas de un rio improvisador de majestuosos acordes, al ritmo de los cuales vibraba el corazón de los enamorados que por allí paseaban con las primeras luces del día.
Los valores sanjuaneros
De calles limpias y gente amable y querida, San Juan del Cesar es el lugar de La Guajira donde aún se conserva, la amistad, el amor y la familiaridad como relaciones fundamentales, valores respetados por sus habitantes, donde la mujer se admira por el solo hecho de ser mujer, se respeta y se le da el lugar de dama.
El hombre sanjuanero que se ha caracterizado por su suave trato, su espíritu de enamorado y su gran sentido de lealtad en amistad, ha hecho de este pueblo una tierra prospera y abundante de amor; la sensibilidad emocional de los sanjuaneros es quizás producto de su convivencia con el medio ambiente, que quizás se caracteriza por su variabilidad.
Los frondosos árboles, su arbusto espinoso, cactus, trupillos, tunas, guamachos y pastos naturales y su cercanía con el rio Cesar son aspectos que se han metido muy dentro del alma de esta gente, que ama y trabaja por el porvenir y prosperidad de su tierra.
Su clase dirigente se ha mostrado interesada en sacar verdaderos planes de desarrollo que mejoren la calidad de vida de los sanjuaneros. Sus aspiraciones de progresar y su celo por mantenerse en primera línea con estas banderas en el sur del departamento de La Guajira han hecho que se les reconozca como una clase social de decididas pretensiones, el deseo de traer cultura y educación son propósitos fundamentales de sus habitantes.
Es una historia la cual todos la conocemos, pues la vivimos intensamente al escuchar de nuestros abuelos las arcaicas anécdotas que reafirman lo bello que era todo. Ello son el vigor de ayer porque aun confundidos en los recuerdos pueden vislumbrar alforjas centellantes oscilando en las tinieblas de los prados que engalanan la noche. Y perturbado por el gran rumor de los sueños aún pueden escuchar a media noche, la plegaria de un trovador enamorado.
Definitivamente San Juan es una encantadora fábula irrepetible consagrada por la magnificencia del padre Manuel Antonio Dávila Paredes e ilustrada por los versos solemnes de Darío Lacouture Acosta.
Por: Hermes Francisco Daza