Bueno, pasó la sabrosa Navidad, espero que les haya ido bien, como a mí, que la pasé feliz, rodeado de todos, sí, todos, y no todos y todas, porque yo cumplo con el precepto literario o regla gramatical que dice: “que el masculino prima sobre el femenino”, mientras la RAE no lo modifique, lo demás es paja y sobre el tema han escrito bastante inexactitudes; la pasé feliz con mi mujer, me suena más sabroso que señora, mi Mercy del alma, de mis adorados hijos Juan Pablo, José Manuel, María Mercedes, Juliette y Carlos José, mis bellos y queridos nietos Sofía, Hernando José, Sara, José Manuel y Nandito y de mi inseparable y querida cuñada, María Luisa, la famosa ‘Tía Icha’. Hubo regalos y el Niño Dios fue prodigo, cenamos con una rica posta y lomo de cerdo en salsa de ciruela, arroz de coco, ensalada de frutas y torta, de verdad faltó la yuca, pero según Icha no pegaba y de ahí a una fiesta hasta el amanecer y pasado mediodía devoramos los pasteles, tamales dicen ahora, que sobre encargo preparó la Mona del Patacón Pisao, caros pero sabrosos, lo que justifica que para el 31 separemos otros y que vaya o no vaya por ellos me los guarde y no los venda, como hizo ahora con su distinguido amigo y buen cliente Toño Maya, que lo dejó viendo un chispero, porque como no fue se los vendió a los Mellos Orozco. Eso no se hace Mona y en castigo Toño te va a encargar el doble, 50, para ver si también se los vas a vender al Ava.
Bueno, el domingo es 31 y el lunes 1º, último y primer día del año viejo y año nuevo, respectivamente, y lo primero que tenemos que hacer es darle gracias a Dios por haber permitido que nos caigan 365 días más, que si fueron buenos y gratos, mejor, pero el sólo hecho de vivirlos basta para agradecérselos y para el Año Nuevo, ¿qué? Lo primero, es lo primero y lo primero es Dios a quien tenemos que acudir para pedirle con fe, devoción y humildad que permita que nos caigan otros 12 meses, tal como a mí que con su infinita bondad he logrado vivir la bobadita de 28.105 días y que de rodillas le ruego que me conceda la gracia de ver a mis biznietos, ya que tengo la dicha, gracias a su benevolencia de haber visto y gozado de mis bellos nietos.
Pero quizás Él nos exija algo, con seguridad que sí, porque no todo tiene que ser regalado, que cumplamos con sus mandamientos y con las obras de misericordia, pero por encima de todo, que lo adoremos pero que ese amor se refleje en querer y servirle a nuestros semejantes, a nuestro prójimo que son hechos a imagen y semejanza de Él.
De pronto les cuento como me fue el 31 y el 1º, de pronto no, todo depende porque además puede resultar cansón y aburridor, pero ahí veremos que les cuento el próximo viernes, por lo pronto les deseo un feliz y promisorio Año Nuevo, lleno de parabienes como sabiamente lo canta Diomedes.
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