Hasta el sábado 17 de abril, en el Cesar se habían registrado 47.454 casos positivos para coronavirus, a lo largo de una pandemia letal que ha enlutado a 1.323 familias del departamento.
Actualmente, la región atraviesa un nuevo pico de contagios que tiene al sistema de salud en alerta roja por la alta ocupación de camas UCI, principalmente en Valledupar, con el 91 %, y 31.934 personas diagnosticadas con covid-19.
Lo anterior ha llevado a que los entes territoriales recurran a medidas restrictivas de pico y cédula y de confinamiento total durante el recién fin de semana para el caso de la capital del Cesar, en busca de reducir los índices de contagio.
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En medio de este proceso, es conmovedor cómo a las afueras de las diferentes clínicas de la capital, los familiares de pacientes que han dado positivo para el virus viven su propia lucha. Algunos son de la misma ciudad, otros vienen de municipios del Cesar e incluso de otros departamentos.
Todos viven ansiosos por saber cómo avanza su ser querido, qué ha pasado en las últimas horas, cómo ha sido su evolución, o cualquier tipo de información, siempre con la preocupación que el covid-19 no les gane la batalla.
Muchas de estas personas se han solidarizado entre sí; juntos elevan oraciones a Dios por la pronta recuperación de sus familiares, conversan e incluso comparten comida por si a alguno le llegara faltar.
Mireya Rivero lleva cinco días asistiendo a las afueras de la Clínica del Cesar, esperando cualquier tipo de información sobre su padre. Relató que no saben dónde se pudo contagiar.
“De un momento a otro empezó a sentirse mal, a presentar síntomas y al realizarle la prueba en casa dio positivo. Como fue una persona que en su juventud fumó bastante, sus pulmones no están en las mejores condiciones; confiamos en Dios que salga liberado de esto tan duro, por lo que él está pasando y por lo que pasa toda la familia, porque todos estamos preocupados por él“, relató la mujer.
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Un drama peor vive una ama de casa residente en el barrio Los Caciques de Valledupar, que angustiada permanece a las afueras de la puerta de ingreso de pacientes covid-19 de la Clínica Alta Complejidad. En su rostro se nota la preocupación que la aqueja, puesto que en este centro médico tiene hospitalizada a su madre de 65 años, pero en casa tiene a su padre también positivo para el virus, diagnosticado además con cáncer, y como si fuera poco su pequeño hijo de 8 años también fue contagiado, con la diferencia que es asintomático.
“Esto es muy duro, fatal, desesperante; mi niño salió positivo, pero es asintomático, solo le dio dolor de cabeza y de estómago“, expresó la mujer que pidió no revelar su nombre.
Añadió que además del sufrimiento que tienen en la familia por tantas complicaciones de salud, a esto se le suma la demora de la EPS para realizar la prueba. En el caso de su padre saben que tiene el virus porque ha perdido el olfato y gusto, síntomas del coronavirus.
Este mismo ‘calvario’ lo sufre Karina Gamarra, oriunda del municipio de Codazzi. Desde el pasado viernes por la noche llegó junto a su madre de 67 años a la Clínica Alta Complejidad, ya que el covid-19 complicó su salud. La adulta mayor además de ser hipertensa tiene una enfermedad de base en sus pulmones.
“Ella se estaba cuidando bastante, pero la invitaron a un almuerzo familiar y creemos que ahí se contagió porque hay otras personas de la familia que salieron positivo después de ese día”, dijo Gamarra.
Indicó que además del grado de complejidad que tiene su progenitora, lo más difícil en estos tres días ha sido la falta de información en la clínica.
“A ella la tienen aislada en urgencias, dan información una sola vez al día. Quizás eso es lo más difícil, no saber qué ha pasado y cómo van; nos habían dicho que la iban a pasar a UCI porque tenía los pulmones bastante comprometidos, pero ha estado estable“, expresó.
Añadió que por ser de otro municipio no puede ir y regresar o turnarse entre familiares, por lo que le ha tocado quedarse en los andenes de la clínica, y solo en las noches le han permitido ingresar a un área donde los familiares foráneos pasan la noche para no dormir en la intemperie.
“Esta es una enfermedad muy engañosa; debemos cuidarnos mucho y seguir todas las recomendaciones que nos dan“, puntualizó Karina Gamarra.
NUEVAS CAMAS UCI
La Gobernación del Cesar anunció que instaló 29 nuevas camas UCI para la red pública y privada para pacientes covid-19. El departamento tiene actualmente una capacidad instalada de 447 camas UCI, de las cuales, con la ampliación de las unidades, 324 están al servicio de personas afectadas con coronavirus y el resto para otras patologías.
En este orden de ideas, el Hospital Rosario Pumarejo de López amplió su capacidad a 10 unidades, la Clínica Erasmo amplió a 7 camas y la Clínica Santa Isabel, que no manejaba pacientes covid, dispuso de 12 unidades más.
POR MILAGRO SÁNCHEZ FLÓREZ/ EL PILÓN