Ante la desesperación de no tener recursos económicos con que sostener a su familia, Manuel Gregorio Lara, un desplazado del corregimiento de Llerasca, jurisdicción de Codazzi, se encadenó ayer a las afueras de la Unidad de Atención y Orientación a Población Desplazada, UAO, de Valledupar, junto a sus hijos menores de edad.
Gregorio Lara aseguró que desde el año pasado está a la espera de las ayudas económicas que le brinda el gobierno por ser desplazado de grupos armados de la ley, pero se cansó de las excusas dadas por los funcionarios y ayer tomó las vías de hecho.
“Desde el 2015 me aprobaron unos recursos y hasta el sol de hoy no me han dado nada. Ya no sé a ante quién acudir. Esta protesta es mi último recurso para llamar la atención de los funcionarios de la UAO. Quisiera trabajar, pero quién me cuida a mis pequeños.”, indicó Lara.
Ante esta situación, personas que se encontraban cerca del lugar apoyaron al protestante por lo que intervino la fuerza pública para retomar el control de las instalaciones.
“El caso del señor Lara es una situación de extrema vulnerabilidad. Su madre tiene una enfermedad terminal y su grupo familiar son sus niños que se ven afectados porque están esperando ayudas humanitarias, que aún no las han consignado. Tenemos entendido que ya fueron aprobadas por la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, UARIV, pero el trámite está algo demorado para disponer de esos recursos. Desde diciembre están aprobados las tres ayudas humanitarias. El procedimiento lo hacen a nivel central la UARIV. Entiendo el nivel de desespero del señor, pero no deben llegar a estas acciones de hecho, esto no lo compartimos”, explicó la coordinadora del Centro de Atención a Víctimas de la UAO, Mónica Corrales.
De acuerdo con la funcionaria, las personas a cargo de la Unidad de Víctimas ya hicieron lo pertinente con el caso de Manuel Lara y solo falta que se haga el giro de las ayudas humanitarias.
Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN