Sin dominar el español, solo pronunciando ¡Hola!, gracias y ¡Buenos días!, una familia italiana emprendió hace dos años y cinco meses la aventura de recorrer en bicicleta Latinoamérica. Se trata de la pareja Sebastien Bellet Grava y Alberta Spinazzè, quienes están acompaños de sus hijas Angola y Anna, de 11 y 9 años, respectivamente.
“Venimos desde el pueblo Revine Lago, a 80 kilómetros (km) del noreste de Venecia, Italia. Hemos arrancado desde Ushuaia, Argentina, el 12 enero 2016, cruzando 13 veces la cordillera de Los Andes y seis países. Llevamos un recorrido de 21.750 km desde la Patagonia”, manifestó el cabeza de familia de la denominada ‘Happy Family Biocycling’.
De acuerdo con Sebastien Bellet Grava: “Estamos haciendo un proyecto de vida. Después de ocho meses de preparación diaria, tanto física como logística. Hemos recorrido Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Habíamos planeado 13 mil kilómetros, para terminar el recorrido en Cartagena, pero a mitad del camino hemos decidido que esto valía la pena seguir más tiempo y recorrer más el norte de Colombia. Ahora la intención es llegar a California porque queremos aprender inglés y conocer de otros actores de la cadena de comercio visitando productores agroecológicos de comercio justo, concientizando sobre la vida sustentable y el valor de una familia unida”.
La idea inicial era recorrer toda Latinoamérica, ahora esperan cruzar en barco de Cartagena hasta Panamá y de ahí seguir por Centroamérica hasta Estados Unidos.
Al indagarles cómo vinieron desde Italia si debían cruzar el mar, aseveró que les fue necesario tomar tres aviones, con 30 horas de vuelo y bicicletas desarmadas, en la ruta Venecia- Roma- Buenos Aires- Usuaya, desde allí han armado sus bicicletas y han emprendido esta iniciativa.
“Queríamos tener vidas extraordinarias, tener una aventura y una experiencia fuerte. Estamos viviendo día a día esta experiencia, asegurando que nuestras niñas crezcan con sus padres, lo cual no tiene precio, porque muchas veces por vivir inmersos en el trabajo, en un mundo consumista, no se le dedica tiempo de calidad a los hijos”, subrayó.
Reconoce que esta aventura tiene momentos complejos como lo son no tener espacios propios, puesto que la logística cambia siempre; unas veces duermen en carpas, en otras ocasiones en casas de personas de buen corazón que los hospedan. Para alimentarse se valen de viandas preparadas por ellos mismos o de comidas baratas que encuentran en el camino.
Además, están en bicicleta que es un medio desnudo, donde se ven expuestos al sol y la lluvia, pero el estar en bicicleta también tiene sus puntos positivos como estar en contacto con la gente y la naturaleza, aprender de la cultura y lugares que encuentran.
EDUCAN A SUS HIJAS ELLOS MISMOS
Para no a atrasar a sus hijas en la educación esa pareja armó el proyecto ‘Escuela del mundo’, donde ellos mismos las educan. “Tenemos permiso del colegio donde estaban con el aval del Ministerio de Educación en Italia, donde cada año les hacen exámenes para evaluar su nivel de educación. Todo lo que aprendemos en el camino es un plus como el idioma español y las diferentes culturas”, explicó Sebastien.
ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ / EL PILÓN
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