El escándalo apenas comienza. Los falsos positivos están de vuelta, una tragedia que nos degrada como sociedad y que dejó la imagen de las fuerzas militares por el piso, De nuevo aparece como un fantasma siniestro manchado de sangre y muerte. Las denuncias del New York Times fueron demoledoras contra el Ejército, que retiró la directriz, dejando entrever la equivocación. El caso ha sido muy mal manejado por el gobierno Duque que, en vez de defenderse con argumentos sólidos y brindar explicaciones serias, envió a los perros de presa del uribismo ultra a desacreditar la publicación hasta con fake news y a exhibir a un periodista que solo hizo su trabajo y a quien le tocó salir del país por lo de siempre, amenazas; además, como si fuera poco, la Cancillería envió una nota de protesta al periódico como si se tratara de un cuerpo diplomático, igualándolo al Estado colombiano y no conforme, ahora, envían al canciller a la sala de redacción a dar explicaciones; pero hay otra cosa que no se debe dejar pasar por alto, la complicidad de la Revista Semana que le siguió el juego al Gobierno, engavetando una información tan delicada, quedaron como un medio que consulta con el alto gobierno lo que se debe o no publicar de acuerdo a sus intereses, por eso es que los medios tradicionales pierden cada día más credibilidad, la gente se está pasando a las redes sociales aunque circulen noticias falsas, es necesario un ejercicio de autocrítica como hizo Daniel Coronel en una columna que desaprueba los procederes de la Revista. No solo fue el New York Times, también el Washington Post y la agencia AP hacen graves señalamientos contra el comandante de las fuerzas militares, general Nicasio Martínez, quien está en la cuerda floja, junto al ministro de Defensa, Guillermo Botero, inmerso en otro escándalo de proporciones mayúsculas, el asesinato del líder guerrillero Dimas Torres a manos de un cabo del ejército con la instrucción de un coronel y que el ministro en su momento desestimó. Tanto empeño del Uribismo por cambiar la cúpula y salir con este chorro de babas, que tanto daño le hace a nuestro ejército, hoy dividido y politizado.
Las alarmas están prendidas y el presidente Duque parece no enterarse. La solución es extraer el tumor de raíz, para que no siga creciendo y eso incluye la renuncia del ministro de Defensa, con un desempeño horroroso, y los generales implicados, para enviar un mensaje de trasparecía y verticalidad, sobre todo a la comunidad internacional que ve a este gobierno como un palo en la rueda para que el proceso de paz llegue a feliz puerto; todavía está fresco el recuerdo de las madres de Soacha que siguen clamando justicia y a quienes el Estado les debe la vida de sus hijos y una reparación integral. No se puede seguir tapando el sol con un dedo, es el momento de que aparezca un presidente líder que le dé tranquilidad a la sociedad colombiana, para que el cáncer de las ejecuciones extrajudiciales por parte del Estado, no regresen jamás, usted tiene la palabra presidente Duque. @JACOBOSOLANOC