Trabajar en la jardinería es una labor que tiene que ver con los encantos y secretos de la naturaleza, con la tenacidad para quienes ejercen esta profesión digna de una persona metódica, de un titán que tiene un concepto armonioso de lo que se puede poner a la vista del transeúnte, lo que irradia la belleza natural.
‘Lucho’ me enseñó que un jardinero debe tener por antonomasia ‘buenas manos’. Él sembró con sus manos, humildad y sabiduría de la vida, en las plantas.
‘Lucho’ decía que un jardinero debía tener la capacidad de hacer primar la belleza del lugar como un estándar que se percibe desde lejos y de cerca. Su teoría era que a veces no importaba el tamaño del espacio sino la creatividad.
‘Lucho’ fue famoso durante 25 años en los jardines de Valledupar, La Paz, San Diego, Bosconia y en los pueblos de La Guajira. Fue uno de esos jardineros quien con pocas plantas sacaba a relucir la belleza del lugar.
Pero, ¿quién era Lucho?. Era Luis Felipe Vides Vázquez, 55 años, de Bosconia. Un día salió de su pueblo en busca de prosperidad y fue a parar a Calabacito, hoy Albania, La Guajira, en donde conoció a Ana Iveth Alarza Vega y fue amor a primera vista.
Tuvieron tres hijos: Julieth Estefany, Luis Felipe y David Leonardo, este último su fiel ayudante en la jardinería. A los pocos meses la empresa terminó el contrato y la pareja decidió mudarse a Bosconia. Uno de los directivos de la mina, Óscar Londoño, lo contrató para que lo ayudara en los quehaceres del jardín y la casa.
A Londoño le gustó el trabajo y le regaló una máquina podadora y otros enseres para que se dedicara a la jardinería. ‘Lucho’ se convirtió en la persona de confianza, recomendado por Londoño. Meses después Londoño y varios miembros del Cerrejón fueron trasladados para México, Estados Unidos y Francia, lo que redujo el trabajo de jardinería y decidió mudarse a Valledupar.
En Valledupar conoció a Elías, (dueño del vivero Los Girasoles), de quien se hizo buen amigo y quien le dio contactos de clientes. A los pocos días arreglaba los jardines del doctor Wenceslao, ‘Poncho’ Zuleta, Mario Serrano, Joseito Maestre, Carmen y Fabio Zuleta, etc.
Entre esos clientes estuve yo, porque fue ‘Lucho’ quien hizo el arreglo y el mantenimiento al jardín de mi casa, durante más de seis años.
A raíz de la pandemia, se mudó por dos años a La Paz con su mujer y sus hijos, acogiendo una oferta de crear un vivero en esa población –como era su sueño- pero el negocio fracasó y regresó a Valledupar hace cinco meses. Se reinstaló en el barrio Doce de Octubre y empezó a recuperar los clientes.
“‘Lucho’ era una gran persona, estudioso y entregado a su trabajo. A mí me demostraba a cada momento su amor, nuestros hijos y nietos eran su pasión. Nunca tuvo un desaire con nadie”, recuerda su mujer Ana.
Los días que descansaba se los dedicaba a la pesca, su otra afición. El pasado 7 de enero con un amigo y tocayo salieron a pescar, aguas arriba del Salguero. Salieron de su casa a las 10:00 a.m. Dijo que traería unos pescados para su hija Julieth, enfermera, quien el 8 de enero cumplía años.
Según Ana Iveth, ‘Lucho’ no sufría de nada, no iba al médico. A veces sacaba tiempo y hacía ejercicios para mantenerse en forma.
Cuenta el amigo que todo iba normal durante la pesca, hasta cuando le dio un fuerte dolor en el pecho. Su amigo le dio los primeros auxilios, pero no logró reanimarlo y falleció a orillas del río. Descansa en paz querido amigo. Hasta la próxima semana.
Por Aquilino Cotes Zuleta