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¿Existe verdadera independencia?

Hoy se conmemora el bicentenario de la independencia de Valledupar del yugo español. Es el noveno año que se resalta esta fecha, luego de que en el año 2004 el Concejo Municipal expidiera el acuerdo 002 para institucionalizar históricamente dicha fecha.

 

Para hacer un poco de historia, la Independencia de Valledupar se dio en el marco del grito de independencia de Colombia y las Guerras de independencia hispanoamericana, como parte de la llamada ‘Revolución de 1810’ que se dio en el Virreinato de Nueva Granada por la invasión napoleónica al territorio español en Europa. La independencia de Valledupar ocurrió un poco tardía debido a la influencia realista de nuestra comarca, la cual fue desafiada por María Concepción Loperena Ustariz de Fernández de Castro, acompañada de otros ilustres nativos, que la concretaron con el Acta de Independencia un día como hoy, 4 de febrero de 1813.

 

Doscientos años después, la independencia continúa en el sueño y anhelo de muchos ciudadanos del municipio, que esperan de sus dirigentes un mayor y mejor compromiso social para afrontar con transparencia y moralidad pública el reto encomendado por los ciudadanos.

 

La verdadera independencia es liberarse de la corrupción, de la desatención indiferente y negligente de los funcionarios frente a las peticiones y reclamos de los ciudadanos; de la inseguridad que azota indiscriminadamente a los barrios de la capital cesarense y zonas corregimentales, generados por la nueva clase delincuencial proveniente de las bandas emergentes nacidas de las Autodefensas, la guerrilla, las organizaciones allegadas por el traslado masivo de narcotraficantes a la Cárcel de Alta y Mediana Seguridad, y el negocio ilícito de la venta de gasolina, que actualmente toma cuerpo entero en la ciudad, a lo largo de las carreras 11 y 4, avenida La Popa, barrios Siete de Agosto, Primero de Mayo, San Joaquín, sector del Mercado Satélite, entre otros.

 

La verdadera independencia sería tener una planeación eficaz en políticas de salud pública municipal y departamental para atender el impacto en las personas que manipulan las ‘pimpinas’ de gasolina; la atención preventiva del dengue y del VHI Sida que continúan ubicando a Valledupar entre las primeras ciudades del país con mayores casos; así mismo de la negligencia del Municipio y Departamento por no tener políticas claras para fiscalizar la evasión y elusión tributaria, acompañada de una estrategia que depure la cartera morosa histórica de los impuestos dejados de cobrar; de los riesgos que generarían si el Sistema Estratégico de Transporte de Valledupar –SEPTV- no cumple con sus objetivos de resolver la problemática de movilización, en cuyo contexto serán necesarias estrategias para crear cultura ciudadana frente a la invasión de las rutas y paraderos, daños y robos de elementos mobiliarios, buses y aspectos afines a ese sueño; también las vías urbanas son un completo caos por el deterioro y abandono en que se encuentran, agravado por el mototaxismo ilegal que aprovecha la carencia de un servicio público eficiente y oportuno.

 

El grito de independencia de las regiones hace 200 años se transformó en patria boba, y los habitantes de Valledupar y el Cesar claman hoy que a la Gobernación del Cesar y la Alcaldía de Valledupar no vuelvan los jinetes de la corrupción personificados en ‘Pablo Morillo’ y ‘Juan Sámano’ para arrasar las finanzas públicas y edificar elefantes blancos porque difícilmente tendremos otros ‘Simón Bolívar’ y ‘Francisco de Paula Santander’ con sus legiones moralistas que sobrevengan a rescatar nuestro lacerado devenir histórico regional.

Categories: Editorial
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