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Exhortación apostólica del Papa Francisco

En medio de una realidad avasalladora como la actual, y teniendo consciencia de los retos que nos depara el futuro, nada más oportuno que reflexionar sobre el amor en la familia, el matrimonio, la relación de pareja y sus dificultades, temas de los cuales se ocupa el máximo jerarca de la Iglesia católica, en la exhortación apostólica postsinodal titulada: La alegría del amor (Amoris laetitia), documento pastoral dirigido a los presbíteros y diáconos, a las personas consagradas, a los esposos cristianos y a todos los fieles laicos. Es un documento oficial, que consta de 262 páginas, distribuidas en nueve capítulos, donde se recalca, la situación por la que atraviesan muchas familias del mundo, la importancia del matrimonio y la familia y la necesidad de ahondar en algunas cuestiones doctrinales, morales, espirituales y pastorales.

El Papa Francisco exhorta al pueblo católico a mirar con la misericordia de Jesús (Juan 15,13) situaciones, muchas veces no deseadas, pero reales, que no responden a lo que el Señor propone, en el seno de la familia. No por casualidad el año pasado, fecha en que se publicó este documento, fue declarado como Año Jubilar o Año de la Misericordia. En estricto sentido, la exhortación apostólica, no es más que la invitación que el Santo Padre nos hace, para explorar otros caminos, que ofrezcan “aliento, estímulo y ayuda a la familia en su entrega y sus dificultades”. (Cita textual).

Toda crisis genera oportunidades, y las familias no son ajenas a los conflictos, generados muchas veces por la comunicación deficiente en las relaciones familiares, se producen actitudes hostiles. “La violencia intrafamiliar es escuela de resentimiento y odio en las relaciones humanas básicas”. (Cita textual). Muchos atribuyen la emancipación de la mujer como la causa de los problemas actuales, Pero el Obispo de Roma niega categóricamente este hecho, calificándolo como machismo, al respecto nos dice: “La idéntica dignidad entre el varón y la mujer nos mueve a alegrarnos de que se superen viejas formas de discriminación, y de que en el seno de la familia se desarrolle un ejercicio de reciprocidad”.

Finalmente, y con esto termino lo que podríamos denominar el abrebocas a la citada exhortación apostólica, -que nosotros los católicos estamos llamados a leer y meditar-, es que el Santo Padre propone la integración de todos, a participar en la comunidad eclesial, pues la Iglesia primordialmente debe asumir el papel facilitador de la gracia divina, teniendo en cuenta que “la misericordia es la plenitud de la justicia y la manifestación más luminosa de la verdad de Dios” (cita textual).

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